Para mí, que algunos miembros del gobierno municipal de La Coruña creen en los pajaritos preñados. De otra forma, no se entienden ciertos patinazos tenidos por dichos señores, en tiempo y forma, con relación al pequeño comercio de la coruñesísima calle Real y aún con relación a otras calles comerciales de la ciudad.
Algún que otro preboste proclamó a bombo y platillo las ayudas municipales para el pequeño comercio ciudadano. Pues bien, digo, pues mal, la metedura de pata fue de agárrate y no te menees.
Hoy, empiezo con el tristísimo caso de la calle Real, la he recorrido lentamente a las 7 de la mañana de un reciente lunes. He aquí el resultado visto con mis propios ojos: de 40 bajos comerciales con posible actividad, 17 están cerrados, o tapiados, o arruinados. Los carteles son cruelmente denotativos: “se alquila”, “en venta”, “en alquiler”, “se alquila bajo y primero”, “pisos y bajos en venta”, “se alquila apartamento”, “Asesoría Díaz, alquila”, “liquidación por traspaso” y así sucesivamente.
Eso sí, en los antaño surtidos escaparates, hoy abandonados, proliferación de avisos y anuncios: protesta de los empleados de Candame, cursos de español, cursos de historia, quiromasaje, “la riqueza de la mente”… Vamos la Biblia en verso.
Donde más cartelería luce es en los varios bajos tapiados. Los negocios, o ex negocios, que dan más pena son Porven, Foto Blanco, etc. Pero eso sí: pude contemplar “de visu” a cuatro mendigos o similares, durmiendo en otros tantos sacos de campaña, en la profundidad de aquellos bajos abandonados que mejor se prestan para ello.
Todo lo descrito, a lo largo y ancho de la principal calle de La Coruña. Olé, por el gobierno municipal. Si alguno de los munícipes entraditos en carnes tiene riñones a madrugar un día y salir a contemplar lo que yo he contemplado, logrará dos propósitos: adelgazar un poco con el ejercicio y demostrarse a sí mismos que mentir esta feo, muy feo. Ni La Coruña, ni los coruñeses se merecen semejante situación.