Ciencia en abierto

Cada nuevo descubrimiento en la ciencia se basa siempre en el trabajo llevado a cabo por otros antes. 
Es imposible avanzar sin apoyarse en las investigaciones previas. Incluso los cambios disruptivos, aquellos que llevan a cambiar de forma radical la concepción que teníamos de la realidad, necesitan de este trabajo anterior, aunque sólo se para refutar los resultados y proponer un nuevo camino. 
Sin embargo, el modelo que tenemos ahora mismo de producción científica se encuentra en cierto modo secuestrado. Los investigadores se esfuerzan para sacar adelante sus trabajos, pero luego sus ensayos se publican muchas veces en revistas de gran prestigio pero que exigen un pago para poder leerlos. Así, muchos equipos de investigación se encuentran con la paradoja de que alimentan con su trabajo a estas revistas y luego ven como ellas sacan provecho cobrándoles por acceder a ellas.
Para cambiar esto, hace años se puso en marcha un nuevo concepto: ciencia en abierto. Y a partir de aquí se crearon plataformas que permitían acceder de forma libre a estos trabajos. 
Pero esto solo es la punta del iceberg de este concepto que viene a revolucionar la forma tradicional de hacer ciencia. Otros de los procesos que se quiere redefinir es la revisión por pares. 
Hasta ahora era un requisito previo y anónimo y ahora se quiere hacer público y como una fase posterior, agilizando de esta forma el lento y tedioso proceso de la publicación.
Pero hay más cosas, como el acceso a los datos de la investigación y no solo al resultado o incluso el proceso de la definición de la metodología, que ahora se plantea como una necesidad que se discuta antes de iniciar la recogida de los datos para asegurarse que el método a seguir es el más adecuado. De fondo en todas estas ideas está la premisa de hacer una ciencia más transparente, más participativa y que permita y facilite la replicación de los trabajos. 
Ante la crisis de imagen que está sufriendo la investigación, poniéndose cada vez más en duda los intereses que puede haber tras esta –y como ejemplo no tenemos más que recordar la reciente dimisión de José Baselga tras descubrirse que este había ocultado su relación con la industria farmacéutica en sus últimas investigaciones– abogar por esta transparencia, por la ciencia en abierto, me parece que es una buena manera de acabar con buena parte de estas suspicacias de un solo plumazo.
 

Ciencia en abierto

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