AZNAR está enfadado; vamos, que se encuentra en su estado natural. Esta vez se ha molestado porque no le han invitado al congreso del PP, del que recuerda con ironía: “Solo he sido su presidente durante catorce años”. Menos mal que solo fueron catorce, pues en ese tiempo se desbocó la corrupción y el partido, del que llegó a ser el presidente de honor, cayó en el deshonor más absoluto. Ahora que se ha metido a lobista, con “b”, no con “v”, o sea, no es un depredador de mujeres, sino de voluntades, trata de dejar de lado esa oscura página, pero la llevará toda la vida a cuestas. Incluso intenta mostrarse ecuánime y asegura que no dará su apoyo de forma manifiesta por ningún candidato: “No voy a hacer como Zapatero, que manifestó su preferencia por Soraya Sáenz de Santamaría”. ¡Vaya, qué desmemoriado está! Hace solo tres días su fundación proclamó: “Si se hace lo mismo, no pueden esperarse resultados distintos”, en clara alusión a la niña Soraya.