Otra oportunidad perdida

se acerca el 8 de marzo y empiezan a sucederse esas ruedas de prensa en las que se habla de políticas de igualdad, impulso del empleo femenino, protección de las víctimas y erradicación de la violencia de género. Todo un programa de buenas intenciones que, invariablemente, se anuncia con una puesta en escena con un coro de mujeres y un tenor masculino. Él es que abre y cierra el acto, el que acapara los focos y el que, por lo visto, sabe lo que todo el colectivo femenino quiere y necesita. Da igual el color del partido político y si el portavoz es candidato a unas elecciones o ya tiene un cargo consolidado. Veinte años de siglo XXI y aún no han aprendido que para hablar de lucha feminista la estrategia de poner a un hombre al frente y dejar a sus compañeras en segundo plano lo que consigue es mandar el mensaje de que todo sigue igual. El próximo año tienen otra oportunidad. A ver si mejoran.

Otra oportunidad perdida

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