El tripartito

tal vez lo más destacado de las próximas elecciones sea la unión de las derechas en ese tripartito rodeado de la bandera más grande y que oculta a sus conciudadanos el programa que esconden tras las banderas .
A destacar también la lucha interna entre ellos para convertirse en el gallo del corral. La pelea se establece además en la denominación de cada cual. 
Mientras todo el mundo sitúa a Vox como ultra derecha, ellos se definen como liberales-conservadores, título que antes manejaba el Partido Popular como propio y ahora se conforma con un “centro reformista” lo que, a base de empujones de Rivera, es un izquierdista dando paso el triple salto mortal si recordamos que, después de desnudarse, se vistió de socialdemócrata para ir, poco a poco, evolucionando hacia la derecha, 
Y ahí los tienen a los tres juntos y revueltos. En Vox nos dicen ahora que son partidarios de la propiedad privada y la tradición cristiana. Como lo de este mundo preocupa tanto como lo del otro, para afianzarse en el poder el jefe de la cosa cambia los estatutos y blinda su liderato. La asamblea general será a puerta cerrada y sin presencia de la prensa. “SOS que viene Vox” escribió alguien en una pared
 Y en los callejones oscuros la pelea: en Ourense le escapan al PP los militantes. Algunos haciendo ruido. El secretario del partido dice que es algo normal. Ruido de sables: Ciudadanos escarba en las filas “peperas” y se monta un sindiós. 
Arrimadas se “arrima” a Madrid con el discurso de siempre: los malos (la izquierda, claro) se “arrejuntan” con Bildu y los partidos independentistas catalanes. Debía saber que Bildu, los partidos independentistas (ERC y  PDeCAT) son tan legales como ellos y recordar que ellos (Cs) pactaron con el PSOE, con el PP y con Vox. 
Es, según las estadísticas, el partido de todo el mundo conocido, que más veces cambió de socios. Su programa se limita, por lo que conocemos, a las banderas, las soflamas y la guerra a muerte con las lenguas vernáculas. Ahora, cuenta el diario “El País”, se lo juega todo a conseguir el “sorpasso” al PP y otra baza es la fuga de Arrimadas a Madrid. Al tiempo pierde aliados (Macron en Francia, Valls aquí mismo). 
Y así, la batalla emprendida por Casado (la CEDA del siglo XXI)  contra “el Frente Nacional”, es una llamada a rebato, envuelta en mentiras. Y enfrente una izquierda desunida. Pero eso queda para otro día. 

 

 

El tripartito

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