En la vida nos determinan los ejes de coordenadas cartesianas-tiempo y lugar-que establecen conductas y circunstancias. Filosofía teatral y silencio matemático señalan las opciones de obrar. Elegimos una cuando podríamos inclinarnos por otra diferente.
Tal se plantea ese hábil director, Jesús Manuel Freire, al ofrecernos “Nosotros, ellas y... el duende”. Comedia de Carlos Llopis estrenada en Madrid el año 1946, bajo férrea censura del régimen franquista, pero hecha con maña para superar la coyuntura. Diálogos ocurrentes, situaciones esperpénticas, carcajadas, sátiras burguesas, pellizco de sainete e intriga policíaca. Para ello eligió “Los cigarrales”, grupo de teatro de la Casa de Castilla La Mancha en La Coruña”. Función bien acogida por el numeroso público que llenaba el Ágora. Sencilla escenografía, mobiliario, proyección de telón fijo, sonido, música, iluminación y vestuario... A partir de un equívoco –pareja joven que unen sus vidas y paralelismo de sus padres viudos– saltan los personajes de enredo y lucha de sexos donde vencen con holgura las damas gracias a eses “duende” que las apoya y por el cual preguntan los actores al público. Grupo que Jesús Manuel Freire, también en funciones de personaje, mima y hace suyo con conmovedora emoción. Acá está el coturno y la máscara griegas para darnos personajes eternos en su temporalidad. La escena teatral jamás es un espejo de la realidad. Quizás valga como eco... Diderot lo había afirmado: “El actor queda cansado y vosotros quedáis tristes, ya que él se ha esforzado sin sentir nada y vosotros habéis sentido todo sin esforzaros”.
Copiosa y óptima cosecha de la compañía. Acaso como primera espada sea justo señalar a Charo Barros, sin olvidar otros compañeros: Mariquiña Miragaya, Gemma Embodas, Sira Delgado, Paco López, Alejandro Mosquera, Mila López y Javier González. Cada escena corresponde a una escala de valores. Debajo del vacío palpita la vida que se nos ofrece...