Larga vida a la prensa

"No le digas a mi madre que soy periodista, ella cree que soy pianista en un burdel”. La frase atribuida a Tom Wolfe ironiza cruelmente sobre la poca consideración que en algún momento tuvieron  los periodistas que ahora siguen recibiendo reproches y desprecios de los que mandan. 

Corren malos tiempos para esta profesión. Por si fuera poco la precariedad salarial y laboral que imponen las dificultades económicas de las empresas, aparecen los políticos y arremeten contra los informadores que escriben en libertad y no les halagan. 

Hace poco, Sánchez acusó a algunos medios de “crispar a la sociedad”; Iglesias amenazó con la cárcel a los responsables mediáticos de la cloaca; Álvarez de Toledo  acusó a una emisora de TV de participar en las mentiras de populistas e independentistas; Echenique reprochó a una periodista que criticara a Iglesias por saltarse la cuarentena; Yolanda Días en la rueda de prensa del sábado -un monumento a la nada- trató a los periodistas como párvulos explicando la bondad de los ERTE que odiaba cuando los defendía Fátima Báñez…

Pese a estos atrancos, los periodistas siguen contando cada día la historia de nuestra cultura; reconocen el trabajo del gobierno y de la oposición cuando lo hacen bien; son críticos cuando se equivocan o desvían -¡cuántos casos de corrupción conocimos gracias a los medios de comunicación!-; y denuncian los abusos cuando se producen. 

Como ocurre ahora con las ruedas de prensa del presidente. Unos 400 periodistas denunciaron que el secretario de Estado de Comunicación “filtra” las preguntas de la prensa y las reformula en “formato agradable”. De esta forma, el Gobierno “confina” la libertad de prensa, una práctica inconcebible en democracia que dos periódicos, El Mundo y ABC, rechazan y dejan de ir a esas convocatorias “controladas” por el poder. ¡Pensar que venían a regenerar la democracia y a acabar con el plasma de Rajoy!.  

“Yo prefiero tener prensa sin Gobierno que Gobierno sin prensa”, dijo Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos, defensor del pensamiento político “abierto a la discrepancia, a las opiniones adversas y a las críticas”. 

Pero este Gobierno no entiende que los medios de comunicación -sus informaciones veraces y opiniones plurales- forman parte de la esencia de la democracia y sobrevivirán a los políticos que tienen fecha de caducidad, aunque quieren perpetuarse en el poder. 
Parafraseando a Cunqueiro, larga vida a medios y periodistas. Que sigan levantando noticias y controlado al poder con sus análisis críticos y reflexiones serenas, que es la forma de prestar un buen servicio a la sociedad. Y la garantía de que sigamos contando con una democracia sana.   

Larga vida a la prensa

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