Inevitable

Estaba escrito que la legislatura, una vez más, acabaría abruptamente. Si hace tres meses, reflexionaba en esta columna si a Sánchez le merecía la pena resistir en medio de una situación política sin espacio para la reflexión necesaria con que abordar eficazmente el affaire catalán, la reforma constitucional y paliar, en la medida de lo posible, la desigualdad creciente, un trimestre después, la realidad manda y se convocan elecciones.
 La reacción nacionalista española de toda la derecha, influida por la irrupción del neofranquismo en Andalucía y el inicio del juicio del procés en el Tribunal Supremo, dan al traste con la ilusión de aprobar extemporáneamente las cuentas públicas, finalmente rechazadas, agravado todo por la ruptura del consenso en la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo para garantizar el futuro del sistema público de pensiones.
En esta situación, incluso antes del inicio de la precampaña electoral, se anuncian bloqueos de acuerdos ni siquiera esbozados de los unos a los otros, de aquellos a estos. Si Ciudadanos pone un cordón sanitario a Sánchez, si este se lo levanta al PP, si los independentistas catalanes visten de nuevo el traje de enredantes monaguillos o si Casado pone el veto a todos mientras atesora más insultos en su ya rico vocabulario de vulgarismos. Eso sí, entre todos dan pie a que la extrema derecha campe a sus anchas. Menudo panorama nos espera.
Como se vislumbra continuar con la fragmentación del voto que obliga a la negociación política, me pregunto qué van a proponer nuestros ilustres políticos del twitter para facilitar la gobernanza del país. ¿O acaso estamos destinado a continuar en una espiral de legislaturas cortas sin gobierno electo hasta que, oh casualidad, los españoles decidamos votar todos juntos a un único partido para facilitarle las cosas a nuestros esforzados representantes?
 Por cierto, lo del partido único ya conocemos en nuestras carnes lo que es.
Iniciada, de hecho, la precampaña, creo que no exagero si digo que en los discursos políticos la palabra más repetida es “No” en sus distintas acepciones. Desconozco si alguien escuchó otras propuestas.
Espero que algún día caigamos en la cuenta de que se están socavando las bases de la democracia. Desde el inicio de la crisis de 2008, la inestabilidad es el pan nuestro de cada día. No puede durar para siempre ya que el hartazgo de la ciudadanía empieza a ser palpable y es hora de que nuestros futuros representantes empiecen a tomar conciencia de lo que nos jugamos.
ramonveloso@ramonveloso.com

Inevitable

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