LA Marea del Sar sigue adelante, inasequible al desaliento, con su plan para machacar a los santiagueses. Empezó a lo grande, llenando las calles de fochancas para convertirlas en la recreación gigante de un paisaje lunar y dejar clara su capacidad de destrucción. Después seleccionó más su objetivo y la tomó con los comerciantes de la zona histórica. A continuación le llegó la hora a los hosteleros; eso sí, los de la cuerda se libraron misteriosamente de las multas y se anularon las órdenes de cierre de sus locales; en cambio a los otros, duro y a la cabeza. El equipo de Martiño “2.0” Noriega hasta ha cerrado un bar por la falta de unos papeles que “casualmente” se habían perdido en el ayuntamiento. ¡Qué felicidad tener un alcalde así!