Enseñanza desconcertada

En Suecia, en muy pocos años, se ha pasado de un escaso 2% de escuelas privadas a arañar casi el 20% y se ha mejorado notablemente los resultados del informe PISA, sobre todo, en lo referente a las matemáticas. Mientras en Suecia avanza la enseñanza privada, concertada o no, en España, los campeones del prejuicio han llegado a los ayuntamientos, y convencidos de que las escuelas concertadas y privadas son fábricas de ciudadanos conservadores, hacen todo lo posible por desanimar y complicarles la tarea a las empresas que se dedican a la enseñanza privada, y que no son todas pertenecientes a órdenes religiosas, porque en los últimos cinco lustros han aparecido desde cooperativas de enseñantes hasta asociaciones de padres, incluidas sociedades anónimas. 
Todos los totalitarismos están convencidos de que la fórmula para perpetuar cualquier régimen es apoderarse de la escuela. Franco lo hizo. Mi generación cantaba el “Cara el sol” antes de entrar a clase, y, luego, fue la parte mollar de antifranquistas que llevó a cabo la Transición, pero da igual, porque ese falso postulado forma parte del abanico de prejuicios de los revolucionarios. Si los colegios privados cerraran, o les obligaran a cerrar, el gobierno revolucionario se encontraría con que no tendría ni plazas, ni profesores para un tercio la población infantil. Da lo mismo. De la misma forma que la verdad no le estropea al mal periodista un titular espectacular, a un revolucionario de nuevo cuño la realidad no le estropea sus propósitos, que no son otros que “la gente” sea feliz pensando lo que él piensa. Porque si hay personas que no son de la misma opinión que el revolucionario ¿cómo podrán ser felices, esclavos del imperialismo capitalista? De ahí ese entusiasmo atorrante, esa insoportable fe en sí mismos y en sus errores. 

Enseñanza desconcertada

Te puede interesar