El 14 de febrero, escribí un artículo en esta sección, diciendo que los dos titiriteros detenidos en Madrid quedarían en libertad, limpios de polvo y paja. Supongo que todos ustedes conocen la historia, así que ahorro contarla.
Dije también que quedarían en evidencia la policía y el juez por sobreactuar y la alcaldesa de Madrid por acobardarse y dejar a los titiriteros a los pies de los caballos. También dije, que como buenos españoles, nadie pediría perdón por encarcelar a dos inocentes, ni por el vocerío montado por unos medios informativos especializados en generar histeria y publicar falsas encuestas electorales. Por desgracia, hoy puedo decir que tenía razón.
Duro país este, donde pocos reconocen equivocarse, todos oyen pero sólo una parte escucha, muchos son de olvido fácil para lo que no les conviene recordar y demasiada gente confunde la mala educación con la firmeza de carácter.