Por favor, vuelvan a ilusionar a nuestros ciudadanos: dimitan

e está haciendo viral la viñeta que Forges había publicado hace cuatro años. Algunos de los líderes de los partidos políticos, actualmente reconocen públicamente que los ciudadanos soberanos (no la “gente”), ya les han visto el plumero. 
Su esperpéntico teatrillo de buscar responsabilidades en los demás está agotado, es patético y aburrido. A pesar de que los medios, al servicio de los poderes, nos abruman con malas noticias que nos hacen olvidar de forma manipuladora, temporalmente, lo sucedido el día anterior, o de hace pocas semanas, por el momento, todos tenemos memoria actual de las contradicciones, mentiras e imposturas estructurales de la mayoría de los partidos y sus cuadros.
Se ha iniciado ya una intensa y sutil campaña de culpas hacia los ciudadanos. Se nos acusa de haber elegido una alternativa transversal de multipartidismo como la causa de su fracaso negociador. Antes, con el bipartidismo, era más fácil su negocio para manejar el poder, se lo repartían a pachas: gobierno y oposición. Por el momento, todos tenemos memoria reciente, no olvidamos que nos han sometido a un tremendo saqueo, y que todavía no devuelven lo robado. Han eliminado la separación de poderes y acaparan todo el poder cínicamente entre ambos, como cuando el lazarillo de Tormes se tomaba las uvas con el ciego. Pero, aunque ciegos durante un tiempo, la ciudadanía también se dio cuenta del engaño y lo ha reflejado con la actual tendencia de voto.
Anuncian que volverá el bipartidismo de lo blanco o lo negro. Que el centro no existe, que lo válido es el modelo de centro derecha y centro izquierda. 
Por el momento, tenemos memoria actual (no es necesario recurrir a la “memoria histórica”), pero ya hemos juzgado con el voto el comportamiento del bipartidismo estructural, derivado de la Constitución del setenta y ocho. 
Durante estos últimos años nos han olvidado y se han distanciado del deseo de igualdad de una inmensa mayoría de ciudadanos que, han visto como las diferencias sociales se agrandan desmesuradamente.
Además, de que sociológicamente si existe el centro que se les ha llevado el voto, y además de que su vanidad egocentrista ha forzado a la existencia de dos nuevos extremos, derivados de los más radicales exigentes por su derecha y por su izquierda. Nuevos partidos a los que ahora tratan de destruir por haberse llevado una gran parte del voto de ambos, que no les permite gobernar y oponerse con aquellas siniestras mayorías. Negar las evidencias les ha traído hasta aquí, por más que su campaña actual se empeñe en magnificar lo blanco y lo negro, intentando maliciosamente lavar el daño causado, solamente con una renovación de caras, caretas y carotas. El ciudadano ciego, durante un tiempo, ya se ha percatado de la maniobra del lazarillo comiéndose las uvas en un reparto desigual.
No es que internamente no reconozcan las evidencias de este análisis crítico, pues ellos son conocedores con memoria actual, pero no quieren reformar su modelo y lucharán por tierra, mar y aire hasta agotarse en su intento de perpetuarlo. La campaña iniciada, antes incluso de convocar a elecciones, será manipuladora como todas las campañas electorales, tratarán de machacar nuestro cerebro y sentimientos hasta que nos creamos que su relato de ficción es la realidad que nos ha traído hasta aquí. Querrán convencernos de que ellos son unos buenos chicos Mientras, se olvidan de que, por el momento, tenemos memoria actual. Ya no cuela lo de la “memoria histórica”. Por su despotismo y egolatrismo, han logrado que se les caiga la careta de pícaros medievales. Son los mismos perros con distintos collares que, se quieren perpetuar con su nepotismo histórico y aquellas favorables viejas tácticas de siglos pasados.
Para volver a ilusionar a la ciudadanía votante van a tener que dimitir en masa, y realizar programas creíbles, con cambios estructurales en la actual Constitución, cambios que mal que les pese, y aunque traten de criminalizarlo e ignorarlo, existe ya un partido que los está diciendo alto y claro. Su lenguaje es moderado, a pesar de que tratan de demonizarlo y compararlo con denostados modelos de la “memoria histórica”, que lógicamente ya nadie comparte, mucho más próximos al comportamiento dictatorial de los últimos tiempos del modelo bipartidista de saqueo avaricioso.
Sigo pensando que, todavía quedan muchos desilusionados políticos honestos que luchan contramarea dentro de los actuales partidos. Y, sobre todo, creo en esa mayoría de ciudadanos soberanos, que trabajan en silencio y silenciados para alcanzar progreso honesto para su descendencia para que no tenga que emigrar y, aprovechar a los mejores por su talento, hoy muy necesario aquí.

Por favor, vuelvan a ilusionar a nuestros ciudadanos: dimitan

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