son incontables las veces en las que he insistido que el coruñesismo no es una ideología política sino un sentimiento transversal y compartido por una ciudadanía orgullosa de su ciudad, de su pasado, de su presente y de su futuro. A ese punto de encuentro acuden personas de todas las ideologías que saben poner por delante de sus intereses políticos, el valor de su ciudad.
Xulio Ferreiro no ha entendido nunca lo que nuestra ciudad significa para nosotros y solo así se explica el despropósito y la ofensa del episodio de la alfombra floral que mandaron retirar a los servicios de limpieza apenas unas horas después de terminarla y coincidiendo con el día de la patrona,, con quien todos los coruñeses estamos en deuda. Esa alfombra es una tradición que cada año organizan un grupo de coruñesas y coruñeses capitaneados por Antonio Gómez Bellón, persona progresista con un profundo amor a la ciudad. Con él gentes de los barrios, fundamentalmente de Monte Alto, dan forma a esa belleza que durante años lucía en nuestra plaza de María Pita y que, por capricho de Ferreiro, con el permiso del PSOE, la fueron arrinconando hasta ponerla a los pies de la iglesia de Santo Domingo.
Quiero pensar que más allá de la maldad y el rencor que supone la actuación de la Marea hay también una dosis de confusión por parte de Ferreiro, los malos humos o quizá la contaminación pueden nublar la mente del alcalde quien en algún momento de lucidez oyó a muchos coruñeses pedir que se levantaran las alfombras en María Pita y en su estado de confusión y alegría se le fue la cabeza a la alfombra de la Virgen del Rosario.
Fue otro error del alcalde, las alfombras a las que nos referimos los coruñeses son otras, por ejemplo: conocer quién fue el responsable de la compra de los pisos a un amiguete de la Marea, toda vez que se ha comprobado que no se ajustaban a derecho. Otra de las alfombras que queremos levantar tiene que ver con la adjudicación de la antigua cárcel que Ferreiro entregó a otros amiguetes de la Marea para su uso y disfrute y otra vez la Justicia lo puso en su sitio señalando la ilegalidad de tal adjudicación.
Hay más alfombras que preocupan, como la próxima contratación de los servicios de limpieza, no vaya a ser que Ferreiro esté pensando en ocultar la basura debajo de otra alfombra. No le duelen prendas al ínclito Ferreiro a la hora de colgar todo tipo de pancartas en la fachada municipal, pero cuando la ciudadanía quiere volcarse con su patrona entonces los mareantes reaccionan despreciando con crueldad los sentimientos de miles de coruñeses que llevan años homenajeando a su patrona y solo cuatro soportando a este alcalde, que dijo llegar a la alcaldía no para gestionar la vida de los coruñeses sino “para cambiar o sistema”.
Lo ha cambiado y a peor y la ciudad se encuentra paralizada y sin ningún proyecto ni de presente ni de futuro. Lo único que ha mejorado son las cuentas corrientes de sus amiguetes y de sus compañeros de partido, que cobran de nuestro dinero sueldos que jamás habían soñado. En pocos meses seremos llamados a las urnas y entonces el coruñesismo más transversal le hará saber a Ferreiro que solo será un mal recuerdo y pondrá a su disposición una alfombra, la de Aladín, para que se vaya volando.