LA MALA EDUCACIÓN

No es la primera vez que lo hace. Aunque probablemente sea la última. Beiras ha vuelto a utilizar el Parlamento de Galicia para dejar salir toda su furia de agresividad y violencia contra los que no piensan como él. Es un ejercicio antidemocrático de quien desde la soberbia interpreta que los demás están obligados a aguantarle sus salidas de tono, y antidemocrático también porque representando a la minoría –con 6 diputados, en un Parlamento de 75– se erige en representante de una mayoría que los ciudadanos no le han querido dar nunca. Y no será por no haberlo intentado. Pero siempre ha fracasado. El problema de Beiras no es solamente  que no respete a los demás. Es que no se respeta a sí mismo, y por eso, más grotesco resulta observar a los que le rodean, jaleando sus malos modales y arengándolo en sus comportamientos bochornosos, utilizándolo políticamente como reclamo electoral, aunque para ello, sea necesario que Beiras aniquile definitivamente su propia imagen. Quien tiene la necesidad de acudir al insulto, a la provocación y a la violencia para defender sus ideas, lo más probable es que no le asista la razón en lo que defiende, y eso es precisamente lo que ha pasado esta semana en el Parlamento de Galicia, donde Beiras ha protagonizado un nuevo espectáculo de la sinrazón. Esa es la nueva política, y Beiras su máximo exponente. Con su actitud, Beiras trata de dañar la imagen de las instituciones democráticas de nuestro país, pero en la práctica solo daña la suya propia, si en esa deriva de violencia y de agresividad no les acompañamos. Y eso es precisamente lo que hemos hecho, porque creemos que el Parlamento de Galicia merece el máximo respecto por parte de todos, porque en él reside la voluntad de los gallegos que nos han elegido para representarlos con la dignidad que ello requiere. De ahí que el comportamiento de todos deba ser ejemplar, y de ahí que no podamos ni debamos caer en las provocaciones de Beiras y sus secuaces. Nuestra indiferencia, es su derrota.  Desde el convencimiento absoluto de que defendemos el interés general, y que representamos a la mayoría, solo cabe respetar a Beiras como es, sin caer en sus provocaciones pero sin amilanarnos en la defensa de nuestros principios, porque si por algo nos caracterizamos los gallegos es por el respeto a nuestros mayores. Aún cuando éste no sea correspondido, como es el caso.

LA MALA EDUCACIÓN

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