El miedo a que Colau haya actuado como consejera

ADA Colau, el último capricho de la burguesía catalana, es un ser poliédrico con tantas caras que es imposible descubrirlas todas: activista antidesahucios, alcaldesa, mecenas de okupas, separatista, paracaidista electoral, emisora de moneda, rebautizadora de calles, impulsora del Ejército de Catalunya, sectaria con las víctimas del terrorismo, promotora inmobiliaria de mezquitas, chanchullera con los alquileres, enemiga de los cruceros, perdedora de cuestiones de confianza, ferviente practicante del postureo, perdedora de pleitos... y ahora también conferenciante en A Coruña, donde intervino en un foro organizado por el Eixo Atlántico sobre los retos de las ciudades en el diseño de sus proyectos de futuro. Ojalá todo se haya quedado en los disparates que dijo durante sus intervenciones y ningún destacado miembro de la Marea, nasía pa’ganá, le haya pedido consejo sobre cómo actuar con los okupas de la Comandancia de Obras, porque su respuesta podría ser terrible. No sería raro que recomendase expropiar el palacio de Capitanía para regalárselo a los antisistema. 

El miedo a que Colau haya actuado como consejera

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