Recordando los idus de marzo

Hay momentos en la historia del mundo que fueron decisivos en su devenir. A partir de cada uno de esos momentos la humanidad tomo camino distintos y todo cambio. Hasta es posible que los hechos no sucedieran tal como nosotros creemos. Pero la historia, al igual que lo que no sabemos de ella es como si no existiese, de la misma forma cobra valor y certeza según el conocer que de ella tengamos. Lo que sucedió de verdad es menos importante que lo que creemos que sucedió.
A uno le hubiera gustado vivir esos momentos, sino como protagonista, sí al menos como espectador privilegiado. No es posible; pero gracias al cine, podemos vivir, sentir y casi participar en ellos, a veces con más conocimiento que cualquiera de los protagonistas.
Uno de los momentos cumbres de la Historia fue lo que sucedió en el Senado romano en los idus de marzo del año 44 antes de Cristo. El asesinato de Julio César por los senadores. El motivo aludido el bien de la República, la libertad de Roma; la causa real, defender los derechos de las grandes familias que se veían amenazadas por el poder de César.
Shakespeare con su Julio César en literatura y Mankiewicz en el cine consiguieron que de alguna forma podamos vivir aquellos momentos. Hay una escena cumbre en la película y es cuando Marco Antonio (Marlon Brando) lee el testamento de César en el foro al pueblo romano. Son trozos de cine que hacen que confirmen a este como una de las grandes artes y consagren a un actor.
Pues bien, asesinado César, los distintos grupos tratan de ocupar el poder y Roma y todo el imperio, se ve inmerso en una guerra intestina que termina con la victoria de Octavio Augusto. Pero durante ese tiempo, entre el asesinato de César y la victoria de Augusto, guerras, muerte y al final un nuevo César.
Otro de los momentos cumbres, más en la cultura anglosajona, es la revolución inglesa del siglo XVII, la toma del poder por el parlamento, dirigida por Oliver Cronwell, que somete primero y luego condena a muerte al rey Carlos I.
También el cine nos da la oportunidad de conocer esos momentos y vivirlos en la película “Cronwell” dirigida por Ken Hughes. La magistral interpretación de Carlos I por Alec Guinness y la de Cronwell por Richard Harris y toda la película en si, nos dan la oportunidad de conocer y aun vivir aquellos años, esenciales en la historia inglesa y del mundo.
También como en Roma la solución del conflicto es la muerte del poderoso, en este caso el rey absolutista Carlos I. Y también como en el imperio, las guerras y la sangre inglesa corrieron por la Inglaterra de entonces de la misma forma que diecisiete siglos antes había sucedido en las tierras del imperio. Y una semejanza más; después de años de inestabilidad política, se restaura la monarquía en la persona de Carlos II, el nuevo César.
Una de las novelas de Charles Dickens, (Historia de dos ciudades) nos habla de los terribles años de la más conocida de las revoluciones, la revolución francesa de 1789.Los motivos de la revolución, como casi siempre eran motivos económicos. 
De inmediato se echó la culpa a los poderosos, a la monarquía, al rey Luis XVI. La solución que dan los franceses, como antes los ingleses, es separar la cabeza del monarca de su cuerpo. 
Luego vinieron las guerras que asolaron no solo Francia, sino toda Europa. Y también como antes en Roma y en Inglaterra aparece un nuevo poderoso, Napoleón, que a su vez también es derrotado para traer de nuevo la monarquía. ¡Cuanta semejanza¡
Y por fin España, 1931. Mal estado general en la población. Un grupo de políticos, muchos de ellos antiguos monárquicos, abogan por un cambio de régimen, por la República. 
Aprovechando unas elecciones municipales, que ni siquiera ganaron los republicanos, las masas prorrepublicanas salen a la calle. Una pequeña revolución sin sangre. El gobierno y su rey se amedrentan. Los políticos republicanos ocupan los edificios gubernamentales. El Rey huye. Aparece un nuevo poder, la República. No hubo asesinato del poderoso, ni corrió la sangre. Parece que esta revolución española se aparta de la regla. Sin embargo muy pronto, al principio asesinatos selectivos, más tarde una guerra civil ensangrientan las tierras de España. Pronto un nuevo césar que no se llamará Octavio, ni Cronwell, ni Napoleón, sino Franco. Y más tarde de nuevo la Monarquía. No se llamará Carlos como en Inglaterra, ni Luis como en Francia, se llamará Juan Carlos.
Cuatro momentos de la historia con circunstancias muy semejantes y soluciones parecidas, deshacerse del poderoso. Enseguida tragedias bélicas para después de algún tiempo volver a situaciones semejantes al principio de cada una de ellas.
En este momento difícil de la historia de España, también algunos lideres y hasta el pueblo en general, comienza a pensar que la solución pasa por un cambio de los poderosos. Ya son muchos los que abogan por una tercera República. Es verdad que quienes debieran dar ejemplo de virtudes, no lo hacen, sino todo lo contrario. El abuso de poder de los poderosos, amparados por el dejar hacer de los que debieran controlar a aquéllos, hace que el pueblo español se sienta engañado, robado, traicionado. La reacción en busca de una solución que lo cambie todo es un tentación lógica. Pero ahí esta la historia, para recordarnos cuales son los caminos que no debemos recorrer y el peligro a los que nos pueden llevar las malas soluciones.
Cambiemos muchas, muchas cosas que están mal; pero recordemos la historia y aprendamos de ella. Ya que no tenemos gobernantes sabios ni honrados, al menos que el pueblo español sea sabio y prudente. Aprendamos de la historia.

 

 

Recordando los idus de marzo

Te puede interesar