La horterada más escatológica

Jesús Gil, aquel clon de King Kong –en lo físico y en lo intelectual– que repartía su tiempo entre presidir el Atlético de Madrid y saquear el Ayuntamiento de Marbella, puso de moda el culto a la horterada suma. Khashoggi, moro de la morería, fue uno de sus más píos seguidores, tanto que todos los grifos de su yate eran de oro. Una nimiedad en comparación con lo que han hecho en el palacio de Blenheim, una joya británica, en la que han instalado un váter de oro de 18 quilates que ha costado más de un millón de euros. Los visitantes podrán usarlo durante tres minutos, pero deberán pedir turno con antelación. Como para hacer la visita estando con diarrea.

La horterada más escatológica

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