Del espray a la huelga

¡QUIÉN lo iba a decir hace unos años! Resulta que cuando un gallego se perfumaba las axilas con desodorante en espray para no atufar a los compañeros de trabajo, o, si era sábado por la noche, para embriagar a una mujer a la que previamente habría preguntado “¿estudias o trabajas?” –que por entonces era el primer paso hacia una relación estable–, estaba furando la capa de ozono, acelerando el cambio climático y provocando el calentamiento de la Tierra y todo para que además la mujer a la que pretendía entusiasmar ya estuviese emparejada y pasase de él. Sin embargo, no todo fueron fracasos, hubo casos en los que triunfó el truco aerosólico, la relación cuajó y con el paso de los años hasta se hizo realidad el mandato bíblico de creced y multiplicaos. Los chavales ya andan por la universidad, algunos de ellos son jóvenes rupturistas y se rebelan contra el mensaje que llevan inscrito en código genético. Tanto que han convocado una huelga contra el cambio climático. Ya hubo mejores disculpas para faltar a clase.

Del espray a la huelga

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