La paradoja del ghosting

oy aclarando el término, por si acaso, para los despistados… Ghosting: “Anglicismo (anglicanismo para la Sra. Calvo) que hace referencia al hecho de que alguien desaparezca de tu vida sin dar más explicaciones o que deje de responder a tus mensajes sin motivo aparente”. 
Ojo cuidado, que las redes sociales nos están haciendo mucho daño. Que un día quedaste con un señor y no aparece, que otro quedaste y va pero no vuelves a saber de él y que otro más te ve por la calle y como si nunca hubieseis hablado. De verdad, las relaciones personales rozando la treintena en el siglo XXI, cuando menos, difíciles. Y que me gusta a mi un tonteo, un toma-daca, un roneo y demás, pero entre eso y que te quedes más sola que la una en un chat frío, pues hay diferencia…
Ya demasiado que no seas víctima del “Breadcrumbing” (está chungo entender todo esto, ¿eh?) les cuento, citando literalmente la explicación de Las Rayadas: “Dejar migas de pan emocionales, enviando señales mínimas a tu ligue para tenerlo ahí y que piense que lo vuestro sigue en pie, pero no”. O sea, un sinvivir. Si es que yo me voy de moderna, pero que va... Ni he probado Tinder, ni me he ido a First Dates, ni nada de eso… que al BlaBlaCar me costó entrar porque creía que me iban a acuchillar a la primera de cambio. Y ni tan mal, se lo digo, porque la experiencia me cundió. Pero decía, que no me parece normal que tengamos que exponernos de esta manera, ni digitalizar todas nuestras relaciones. Porque en el fondo, el hablar de tú a tú está muchísimo mejor. Y que a quien le interesas, no va a estar sólo a expensas de tenerte detrás de una pantalla. El móvil echando humo, oigan. Pues no. Un verte, un tocarte, un sentirte, es bien. ¿El resto? Pajas 2.0 y no hay más.
Que estos ojos han visto de todo y entre lo vivido y lo que me cuentan, me dan ganas de cerrarme hasta la cuenta de Whatsapp. Prefiero que me llames por tam-tam, pero al menos, que sepa a ciencia cierta que quieres comunicarte conmigo. Porque luego ademas surgen estas cosas del ego tipo: “si no me escribe no le escribo”, “si se ha visto todos mis stories por algo será” o “es que se ha quitado lo de notificar la última hora de conexión”. Menudos estamos hechos… Si es que no se puede vivir todo el día repartiendo corazones por el insta, ni refrescando notificaciones de Facebook (¿quien sigue usándolo?) ni a la que salta en los retweets, porque eso quita la salud, hombre… 
Ya no quiero ni entrar en las escenas diarias que veo de grupos que quedan para echar unas cañas y al segundo están todos dale que te pego desgastándose las yemas para mandarle una foto cutre al compa de curro. Eso sí, de levantar la vista y reírte con quien tienes enfrente ni hablemos. ¡Menuda tristeza! Si hasta yo tengo una amiga que cuando queda conmigo se le peta el móvil a avisos de “me gusta” y mientras le hablo me contesta en automático y ni se entera de mis penas… claro, así es que yo me agarro unos rebotes de aúpa.
Total, que las que quedamos con esta perspectiva, somos la resistencia. Pero no se preocupen, que ya los hay que añoran los Nokia ladrillo. En nada, estamos volviendo a escribirnos mediante paloma mensajera. Volvamos a la época de Espronceda si hace falta por favor, pero es que tanta realidad virtual va a distorsionar nuestro mundo.
V

La paradoja del ghosting

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