Tiene tela, Mandela...

Tiene tela, esos amos del mundo que corrieron a su entierro engalanados, cantando, corifeos, una traviata huera, hosannas viene y va, al hombre justo, al mártir que perdona a sus verdugos (le faltaban las alas, camarada Tovarich; y una aureola nimbando su nevada cabeza), los mismos que, un ayer no lejano, lo fichaban como “peligroso elemento terrorista”… Veintisiete años de presidio… ¿De verdad no tuvieron ocasión de liberarlo…?
No hacía falta ir tan lejos… Me hizo gracia maldita escuchar a las mismísimas voces que ordenan colocar en las fronteras las concertinas esas para corte y desgarro, como perros rabiosos de afilados colmillos, o han desposeído de tarjeta sanitaria a una estigmatizada población inmigrante, entonando su loa al llamado Madiba, negrito bueno al  que todos llevaríamos a casa por Navidad por sentarlo a la mesa (o en el suelo, que suena más a tribu...).
Son Mandela esos miles de hombres y mujeres, sin importar color o nacionalidad, en situación de marginación económica y social, desprovistos de los derechos más fundamentales: aun teniendo dignidad de personas (algo que no les puede quitar nadie) carecen de papeles entintados.
Son Mandela las familias con hijos a su cargo, desahuciadas por las inhumanas leyes de mercado y arrojadas, por la fuerza, al medio del arroyo, donde deberán sobrevivir a su no suerte, en dura competencia con las ratas y los perros callejeros. Son Mandela los pacientes en riesgo terminal que no pueden hacer frente al gasto de sus tratamientos salvadores. Son Mandela las paradas y parados sin subsidio; sin saber si podrán comer mañana, guarecer sus temblores bajo techo, o educar a sus hijos disponiendo de medios… Pero a ellos, cuando, desde su perpetua cárcel de pobreza y marginalidad, piden justicia y leyes que la impartan, se les responde con beneficencia: su futuro sigue siendo una tom-tómbola…  A su entierro anunciado –ya en el olvido, por parte de la Administración; ya en el más literal de los sentidos– no asistirán autoridades competentes… Estaban en Soweto, despidiendo, compungidos, a Madiba.

 

Tiene tela, Mandela...

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