Locuaces callejeros

Vivimos una semana propicia para los encuentros. Siete días santos. También de vacaciones de primavera o de reflexión para profundizar en nuestra intimidad. Frente a un mundo hostil sacudido por el terrorismo internacional, las guerras que no acaban nunca o el paripé de ETA al objetivo de alcanzar fines particulares: política de acercamiento de presos y pelillos a la mar porque aquí no ha pasado nada, y los tipos más sanguinarios reciben resoluciones favorables por ser hombres de paz… Mientras recuerdo estos miembros con locuaces e ilustres hombres que han venido a disfrutar La Coruña y su agradable temperatura.
Primero con el estoico Marco  Aurelio que ni un segundo olvidó sus meditaciones aplicables al ciudadano de hoy. “No estar pendiente de lo que hacen los demás” y la “la conveniencia de no dejar volar la imaginación”. Le replica el poeta Amado Nervo, esperanzado en el “bueno, y que” De cigüeñas fakires que están tristes porque han visto tantas cosas… Pero nuestro singular pontevedrés Julio Camba intercede con humorismo socarrón para aludir a su “rana viajera” en un frasco de alcohol y de cierta hora de España –ahora mismo, por ejemplo– que es la hora de siempre, la eterna España. 
Escuela peatonal donde se acerca Rabindranath Tagore y nos habla de las religiones, crímenes y genocidios que se cometen en su nombre, “Los grades profetas de todos los tiempos-arguye-realizaron la libertad del alma...peor han encerrado a su Dios en un templo y en textos escrituarios”. Misma espontaneidad que las hierbas o los juncos líricos… Momentos únicos. Flashes. Resplandores. Impresiones. Estímulos. Almas que sostenemos cadáveres (Epitecto). Concluye Marco Aurelio, mientras con gasto displicente recoge la toga sobre el hombro: “Porque todo lo que es, es de alguna manera la semilla de lo que será a partir de sí mismo”

Locuaces callejeros

Te puede interesar