A estas alturas, los franceses ya suman más donaciones para la restauración de Notre Dame que el supuesto coste de los trabajos. Es más, como sigan así, podrían darle una manito de pintura al resto de iglesias y catedrales que hay en el país galo y todavía les sobraría algo para destinarlo a otros menesteres. Sin embargo, esta impresionante reacción de la sociedad francesa no es lo más llamativo, es ese carácter tan francés que las llamas han sacado a relucir en Macron. El presidente galo no solo está convencido de que Notre Dame volverá a lucir como antaño sino que asegura que será incluso más bella y, para conseguirlo se fija el muy ambicioso plazo de concluir la restauración en cinco años. Teniendo en cuenta los siglos que costó levantarla sería todo un hito. Veremos.