La absurda transhumancia de los monumentos de Ferrol

El espacio ciudadano es hoy un escenario complejo, vulnerable y en continuo cambio. La improvisación y la falta de regulación del trazado urbano originan la ocupación del espacio por medio de una estética politizada, causando la presencia de ciertos artistas plásticos, escogidos más por su afinidad al poder que por su idoneidad.
La escultura, referente de este proceso, en principio de carácter conmemorativo, ha dado paso a obras oportunistas que buscan ratificar el simbolismo y la prepotencia del poder político. Desde el centro de la urbe a las emergentes periferias se estructuran los adornos escultóricos en plazas y jardines con obras no proyectadas específicamente para esos lugares, verdaderas ocurrencias que llegan al delirio en las rotondas de tráfico.  
En este escenario, Ferrol presenta el curioso fenómeno del nomadismo o trashumancia de los monumentos públicos. Con el tiempo, una serie de estatuas, monolitos y placas son cambiadas del lugar donde nacieron e incluso desaparecen. Un ejemplo es el Obelisco erigido en honor de Churruca, nacido como fuente el siglo XIX en la plaza de Armas y llevado el año 1951 a los jardines del Paseo del Parador. Similar es el caso de la Fuente de la Fama, también perdida su finalidad original; construida el siglo XVIII frente a la Puerta del Dique, fue trasladada el año 1903 a la Puerta del Parque.
Curioso es el caso del busto de Méndez Núñez: erigido el año 1893 en la plaza del Callao y colocado a principios del siglo XX en el Cantón de Molíns, volvió de nuevo a la plaza del Callao el año 1995, esta vez perdiendo su pedestal.
El busto de Antonio Piñeyro, alzado el año 1925 en el patio del Hospital de Caridad, pasó a los jardines del nuevo Hospital General el año 1974. La pareja de estatuas de Marte y Júpiter, levantadas en el Paseo de las Delicias el año 1863 (las esculturas más antiguas de Ferrol), fueron trasladadas el año 1957 a los Jardines de San Francisco, encontrándose hoy en un estado deplorable.  
Dentro del Parque Municipal, el monolito del aviador Iglesias Brage, inaugurado con su presencia el año 1954, desapareció de forma vergonzosa al construirse el nuevo Parque Aquaciencia, igual que las simpáticas esculturas del Niño de la Oca y el Niño del Delfín. La fuente Wallace, comprada en París e instalada en la Praza Vella el año 1889, fue trasladada al Parque Municipal mediado el siglo XX. Los bustos colocados el año 1953 en los óculos frontales del nuevo Ayuntamiento fueron pronto llevados al Parque Municipal, desapareciendo las cuatro estatuas que rodeaban la cúpula de dicho edificio.
Cumple citar las especiales movidas debidas a motivos políticos. Por esta razón  desaparecieron de la vista pública la estatua de Franco de lo que era la plaza de España, la Cruz de los Caídos de la plaza de Amboage y el monolito conmemorativo de los Jardines del Puerto. En cuanto a placas artísticas deben mencionarse, como otros ejemplos vergonzosos, la desaparición de dos ejemplares históricos, las de Pablo Iglesias y la de la plaza de Ferrándiz.
Más itinerancias y/o desapariciones públicas. El monumento a los Artilleros del Ejército (Avenida do Rei), el cenotafio de los Médicos de la Armada (Hospital Naval), el Mural anti OTAN de Quesada y el óleo del Descendimiento de Robles, el Cristo original de la hornacina de San Roque y el escudo de la antigua cárcel pública de Caranza. A los escudos en general habría que dedicar un monográfico; baste recordar que el franquismo respetó los escudos de Ferrol de la Primera República (pedestal de la estatua de Jorge Juan) y de la Segunda (Fachada de Correos).   
Con una breve referencia a la pareja de Leones de piedra colocados el siglo XVIII en las gradas del Apostolado, hoy malamente situados en la puerta de Herrerías, y al Escudo Municipal del siglo XVIII, hoy utilizado como florero de entrada del Centro Cultural, rematamos la serie con el triste caso del monumento más antiguo de Ferrol y uno de los cruceros más señeros de Galicia, el errante Cristo de la Tahona. De vuelta de su “turigrinaje” al monte Gaiás se encuentra hoy en una sala esquinal del Centro Cultural, rodeado de un conjunto de cruces del siglo XXI.
jjburgoa@hotmail.com

 

La absurda transhumancia de los monumentos de Ferrol

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