Ivanka Trump no ha tenido una vida fácil. Con un padre como el suyo, lo normal es que lo que empieza siendo una tara infantil le acompañe a uno para siempre hasta convertirla en una tara de senectud. Para superar ese problema es normal que uno se busque extraños compañeros y ella, más que buscarlos, los ha encontrado: un feixe de ciberpirados que la han puesto a parir por publicar en las redes sociales fotos del perro que le ha regalado por su cumpleaños a su hija Arabella –¡tiene tela el nombre de la niña!–. El perro tiene el pelo blanco y los ojos azules... así que la han acusado de racismo. Qué culpa tendrá ella de las locuras del presidente. Además, si el chucho fuese oscuro el abuelo de la niña posiblemente lo encerraría en un transportín, pero siendo blanco vivirá libre.