Cristóbal Fernández vive desde hace unas campañas por y para su faceta de entrenador. Una dolencia privó al deportista del Tenis de Mesa Narón de poder continuar con una carrera deportiva en la que, además de en la entidad naronesa, había formado en otros clubes como el también local San Xoán o el Club del Mar herculino.
Ahora, desde el otro lado de la barrera, el naronés ha visto como dos de sus pupilas, con las que lleva toda su carrera deportiva, Diandra Cobelo –que recientemente cumplió 18 años– y Claudia Canay –todavía menor– han alcanzado la elite de una disciplina considerada en muchos casos minoritaria –”pero es más a nivel de difusión, no por número. Si te vas a Asia es el deporte más practicado con diferencia, puede haber más de 200 millones de licencias. Así que depende del punto de vista”–. Y todo ello “fruto de trabajo, esfuerzo y horas”. Dedicación y devoción. Eso es lo que caracteriza a una joven formación que la próxima campaña pondrá el nombre de Narón como una de las referencias del tenis de mesa en España. “Lo vivo más que cualquier triunfo mío. Jamás me había emocionado tanto ni sufrido tanto como en la fase”
Sin duda, el suyo fue un ascenso inesperado...
En principio el objetivo era claro, era la permanencia. Porque dos de nuestras niñas eran menores de edad, no son jugadoras profesionales y traíamos una de esas jugadoras profesionales, Ekaterina, para conseguir ese objetivo. Pero, a medida que iba avanzando la liga, las niñas dieron un rendimiento superior al esperado, cada una por su parte, y la extranjera era un seguro de vida. Con lo cual, en la mayoría de los partidos vimos que había posibilidades de ganar cada uno, tanto al primero como al séptimo de la tabla. Y al final se dieron una serie de circunstancias de empates en el grupo y nos salió bien el final de temporada y nos metimos. Así que sí, fue un poquito sorpresa.
Pero poco a poco parecía que el camino se iba despejando para que el equipo subiese, ¿no le pareció?
Pero no nos lo imaginábamos. Era un poco utópico, ya que todos los clubes quieren ascender a esa liga, y hay una diferencia de nivel demasiado grande. En Superdivisión, las jugadoras son profesionales a tiempo completo, dedican su vida a ello, con ranking mundial. Y como ya sabe las nuestras son niñas que no pueden dedicarle más de siete horas semanales de entrenamientos. En cambio en Superdivisión tienes una exigencia de 15-20 horas semanales, más del doble. Con lo cual no lo veíamos totalmente viable, pero cuando fue llegando, cuando nos metimos y vimos los rivales, vimos que de los tres, con dos teníamos opciones. De hecho a uno de ellos ya le habíamos ganado en liga, al Pontevedra. El sábado sabíamos que era muy muy complicado, ante un equipo hecho para el ascenso. Pero para el domingo sabíamos que teníamos el 50% de posibilidades.
Y finalmente la moneda cayó de cara ¿Cómo prepararon en tan poco tiempo la fase?
Lo que hicimos fue un sistema de entrenamientos orientado solo para el play off. Simplemente el tipo de ejercicios y la duración de los mismos eran ensayos reales de lo que es un punto de partido. Cuando, por ejemplo, durante la temporada le dan a una bola mil veces sin fallar, eso es un periodo acumulativo, para ganar resistencia, técnica... Aquí lo que entrenábamos eran jugadas cortas, con saque, que simularan situación de partido, respetando los mismos tiempos muertos entre puntos. Practicar jugadas, las que nos podrían dar un mayor número de puntos respecto a las características de cada niña. Tuvimos diez sesiones en ese aspecto. Lo que dio tiempo.
¿Qué cambios vio en sus jugadoras a lo largo de esta exitosa temporada?
Las vi con mayor madurez. Por ejemplo al tratar situaciones de finales de partido, en las cuales la experiencia, o los años en competición profesional, te hacen acabar ganando ese tipo de sets igualados. Y ellas empezaron a tirar de temple, a utilizar la cabeza y psicológicamente ser bastante más maduras y eso se notó muchísimo en los resultados.
En cuanto a nivel de entrenamiento, por ejemplo, Diandra es una persona muy constante y disciplinada, y ha tenido un estado de forma regular durante toda la temporada. Claudia, igual. Empezó un poco floja la temporada porque le diagnosticaron diabetes hace un año exacto y eso supuso un cambio enorme, de en ocasiones no poder competir, no poder entrenar... pero la primera competición nacional del año le salió redonda, quedó campeona del sector norte y empezó a fluir de nuevo. Y la verdad es que motivadísima y en los horarios que no eran de entrenamiento ella acudía con la jugadora extranjera a entrenar siempre que tenían hueco. Así que es fruto de trabajo, esfuerzo y horas.
¿Ya veía en ellas esos destellos de estrellas en potencia?
Es una confluencia. Desde pequeñitas ves que tienen que tener unas maneras, dotes básicas de coordinación, de reflejos, velocidad, compensado el tren superior con el tren inferior... y ahí ya sabes que esa niña tiene una buena base para trabajar. A partir de ahí tanto los valores que ves que le dan en su familia como un orden de estudios, es importantísimo. En eso las dos son maravillosas, nunca han faltado a entrenar por el hecho de tener un examen. Y luego que las dos pronto empezaron a cosechar éxitos a nivel nacional. A partir de ahí pues ya ves que son de las personas que más tienes que tirar en el club.
Y ahora toca moverse ya a nivel administrativo para cimentar el proyecto en la elite
Vamos a trazar el proyecto de equipo de la temporada que viene, porque si queremos tener garantías de permanencia necesitamos realizar creo que dos fichajes de jugadoras profesionales que tengan buen ranking a nivel europeo, o a nivel mundial incluso. Pera ello necesitamos una catapulta enorme, por parte tanto de inversión pública como privada. Estamos muy contentos por el trato que nos da el Concello y todo su apoyo y ayudas. Pero ahora es cuando necesitamos una base sólida de inyección económica para poder tener un proyecto a largo plazo en esta liga.
Creo que el ascenso es un gran empuje para la ciudad, deportivo, cultural, de marketing... Y todo esto lo hemos conseguido con dos jugadoras no profesionales. Es mucho mayor el orgullo que tenemos, de haber llegado ahí con niñas que nacieron en el club.