Las obras de reforma y ampliación del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol continúan moviendo servicios hacia el Naval para poder así liberar espacios que permitan avanzar en la nueva construcción. La última mudanza ha sido la de la cocina, que desde hace una semana funciona de forma provisional (volverá al Marcide) en el semisótano del antiguo centro militar. El traslado se realizó, indican fuentes sanitarias, en una noche y sin que parase la actividad habitual, “grazas ao esforzo e colaboración dos traballadores e traballadoras”. En el primer día tras el cambio, “realizábanse 325 bandexas”.
Las cifras del hospital dan idea del movimiento que se registra a diario en un centro encargado de la nutrición de los enfermos, con sus múltiples necesidades. En 2019 hubo 15.641 ingresos hospitalarios y se prepararon alrededor de 520.000 bandejas. Las personas sin restricciones pueden elegir entre dos menús que se les proponen. Pero desde la cocina se pueden preparar hasta 170 tipos diferentes de dietas, en función de las enfermedades y de las necesidades de los pacientes. Para eso trabajan allí un total de 73 personas: 58 pinches, seis cocineros, dos jefes de grupos de cocina, dos auxiliares administrativos, un jefe de almacén, un jefe de unidad y tres dietistas. Además, con el traslado se han incorporado ocho trabajadores en funciones de distribución.
La mundanza ha costado 737.858 euros, más IVA, e implica también cambios en la organización y la compra de material nuevo, que se añade al que se ha podido reutilizar. Se amplía la superficie en 200 metros cuadrados y se introducen mejoras como la instalación de neveras con puertas de entrada y de salida para los alimentos, que favorecen la seguridad alimentaria. En este sentido, hay cuartos de preparación diferenciados individuales para los diversos tipos de alimentos. Otras modificaciones incluyen el establecimiento de una zona de emplatado diferenciada, con una cinta nueva, o aumentar a dos los túneles de lavado.