A empezar bien el nuevo año

Entre los propósitos que el Racing ha hecho para 2015 está el de mantener las cosas en las que brillaba en la segunda mitad del año pasado –los buenos resultados cosechados en su campo, la capacidad goleadora...– y mejorar en las que no era tan bueno –el rendimiento a domicilio, la facilidad para recibir tantos...–. Así que para el partido que lo va a enfrentar al Lealtad esta tarde –17.00 horas, A Malata– el equipo ferrolano confía en enlazar un nuevo triunfo como local –lleva seis– y, de esta manera, como mínimo, mantener la desventaja de cuatro puntos que lo separa de los puestos que clasifican para la fase de ascenso, esos en los que quiere estar al final de la competición de la regularidad para luchar por subir a la categoría de plata nacional.
No parece un compromiso especialmente complicado para el equipo ferrolano por el hecho de que su rival es un recién ascendido que pelea por lograr la permanencia y que en lo que va de competición todavía no ha sido capaz de ganar a domicilio. Sin embargo, el cuadro verde ya ha sufrido en sus carnes lo que puede pasar por un exceso de confianza, por mínimo que este sea. Le pasó en su último compromiso de 2014, en el que tenía más o menos encarrilada la victoria sobre el Marino y en el que dejó escapar dos puntos en el tramo final del mismo cuando un error en cadena permitió al cuadro asturiano marcar un tanto que hace que la escuadra que dirige Manolo García no esté a dos puntos de las posiciones deseadas.

COMODIDAD
Esta vez, por eso, el Racing sabe que tendrá que mantener la concentración durante los noventa minutos si quiere acabar logrando una victoria de esas que parece que ya están señaladas de antemano en el casillero. A partir de ahí, la calidad de los futbolistas del equipo ferrolano debería hacer el resto, ya que las ausencias de Jonathan Aspas –sancionado– y Thiago –lesionado– no impiden que el Racing disponga de argumentos suficientes como para montar un once inicial de plenas garantías como para luchar por la victoria.
Sería la manera de acabar la primera vuelta con más de treinta puntos en su haber, una cifra que parece suficiente como para luchar con plenas garantías en la segunda por los objetivos que se había fijado al comienzo del torneo liguero de Segunda B.