Francisco Simón | “En música, la promiscuidad está muy bien; participar en otros proyectos te mantiene vivo”

Francisco Simón | “En música, la promiscuidad está muy bien; participar en otros proyectos te mantiene vivo”

Ha trabajado con leyendas como The Blues Brothers, Tom Jones, Jerry Lee Lewis o Willy DeVille. Hoy, los Red House, un proyecto que Francisco Simón comparte desde los 90 con Jeff Spinoza, vuelven a Ferrol en la segunda noche de conciertos en la plaza de Armas.

¿Cómo están llevando la vuelta a los escenarios?

Pues de aquella manera, claro, porque, como están las cosas así, todo es muy raro. Lo que sí notamos es que el público tiene muchas ganas, igual que nosotros de tocar. En ese sentido, todo bien, pero las circunstancias, evidentemente, son extrañas.

¿Qué tal han pasado el confina-miento?

En realidad lo pasamos bien. Digamos que tenemos mucho mundo interior, entonces seguimos estudiando en casa, tocando... No nos aburrimos porque tenemos mucho que hacer. Es una gran ventaja en este sentido porque el hábito del estudio dentro de la música te obliga a estar vivo y a trabajar. Por eso, el confinamiento lo hemos pasado bastante bien. No hemos tenido ansiedad ni ese tipo de cosas. Sí la tuvimos por la situación que había, sanitaria, económica, por el futuro, pero aburrirnos, no.

Después de tantos años en el mundo de la música, ¿es Red House su proyecto definitivo?

Red House es mi propio proyecto, junto con Jeff –Spinoza–, que somos los dos propietarios de la marca. Lo que pasa es que la promiscuidad en la música está muy bien; quiero decir que hacer otros proyectos te mantiene vivo. Tocar solamente tu propio repertorio o veintitantos temas de un solo grupo es una porquería. Procuro estar en activo en otros campos. Hago producción, soy músico de sesión, de estudio, y también hago otras músicas, no solamente de raíz americana; dentro de ésta, toco los palos que no abarco con Red House y que me gustan, como jazz o funk.

¿Ha perdido calidad la música, incluso el mainstream?

Sí, es que es alucinante. Yo cada día estudio más, pero veo cómo el nivel baja. Es verdad que la música ha ido para atrás; la tecnología ha ayudado mucho con programas como el autotune y esto, en vez de ponerse al servicio de gente con mucho talento, se ha puesto al servicio de gente con muy poco talento, con lo cual es un disparate: a alguien que no sabe cantar le metes el autotune y ya canta. Y si tiene una buena campaña de márketing, también vende. Esto en los años 70 no era así: o eras bueno o no. Estaba todo clarísimo. Hoy hay mucho producto de márketing muy bien diseñado que te entra muy bien por los ojos, pero detrás de eso ves mucho fallo. No soporto la falta de talento en la voz de los cantantes, es acojonante, un nivel muy bajo si lo comparas con artistas de la talla de Aretha Franklin, Tina Turner o gente más cercana.

¿Qué parte de responsabilidad tiene el público en esto?

El público tiene una parte, todos tenemos culpa. Para mí, la más grave es la de los medios de comunicación, en el sentido de que si tú estás ofreciendo un producto malo que lo metes constantemente por lo ojos, al final la gente lo compra. Y falta una línea clara en educación respecto a la música. En Europa, el nivel es increíble porque la gente estudia música desde pequeña, hay un nivel impresionante. Aquí, para muchos seguimos siendo titiriteros, a otros no les interesa y lo que se entiende por música es el reggaetón o el mainstream. Y hay mucha más música, desde la clásica hasta la hindú o la hawaiana.

De los músicos con los que ha trabajado, ¿con cuál se quedaría?

Bueno, he tocado con mucha gente porque soy muy mayor, no por otra cosa, y en estos años he podido trabajar con muchos músicos. ¿Con qué me quedaría? Pues, mira, trabajar con Tom Jones fue impresionante y hacerlo con The Blues Brothers ha sido un gran sueño. Estuve de gira el año pasado con ellos porque el guitarrista se puso malo e hice una sustitución. Verme ahí tocando con ellos, que para mí eran un grupo de culto cuando yo empezaba, jamás lo habría imaginado.

¿Por qué el blues?

Es curioso porque no tenía antecedentes de blues en mi familia, ni nada. Pero me llamó de una manera muy natural, me identificaba con él, lo sentía muy bien, estaba cómodo. Luego entiendo que hay algo muy profundo en el blues, que es la conexión con África, con la tierra, algo muy visceral, no es algo impostado o artificial. Es algo que te conecta con los sentimientos y con la tierra.

¿Es por eso por lo que tiene un público tan fiel?

El blues es música atemporal, no tiene fecha. Desde que nació, ese perfect mix entre África y Europa, aunque se produce en América, tiene tanta fuerza que es imposible escapar de él. Es atemporal pero sigue evolucionando y hay muchísimos aficionados súper fieles. En el pop hay tantas modas que a veces los aficionados, pasado un tiempo, hasta se avergüenzan de haber sido fans de un grupo de moda. En el blues es al contrario; cada día adoramos más a los clásicos, a los grupos de ahora, evoluciona... Por supuesto que es un poco marginal con respecto a lo que hoy es el mainstream, pero sigue estando vivo, con miles de aficionados en todo el mundo y, además, muy fieles.

¿La Movida es un mito o realmente supuso una revolución?

Yo soy un poco crítico con la Movida madrileña porque nace en un momento muy concreto, en plena eclosión de libertad tras cuarenta años sin ella. Lo que pasa es que se subieron al carro advenedizos y gente a la que le sonó la flauta y tuvo éxito. La música es otra cosa; hay que estudiar, es algo muy profundo y muy serio. No puedes ponerte unas pintas y tocar. No, ser músico es toda una vida.

Francisco Simón | “En música, la promiscuidad está muy bien; participar en otros proyectos te mantiene vivo”

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