La cueva de Atxurra, en Berriatua (Vizcaya), se reveló como el yacimiento arqueológico vasco con más grabados rupestres de animales en sus paredes, 113 hallados hasta la fecha, junto a materiales e instrumentos utilizados por sus autores, según las investigaciones realizadas en los dos últimos años por el equipo dirigido por el arqueólogo Diego Gárate.
Esta cueva, señalada ya en 1935 como lugar de interés arqueológico por el eminente etnógrafo vasco Joxe Miguel de Barandiarán, quien realizó una pequeña excavación en el suelo de la entrada principal de la cavidad, se confirmó como tal en septiembre de 2015 cuando el arqueólogo Diego Gárate y y el espeleólogo Iñaki Intxaurbe descubrieron grabados de animales a 235 metros de la entrada principal.
Gárate señaló en la conferencia de prensa en la que ayer se presentaron los hallazgos realizados en los dos primeros años de investigación del yacimiento, que lo que hace especial a la cueva de Atxurra, además de que contiene el mayor número de representaciones esquemáticas de animales prehistóricos, es que es a la vez un museo de arte rupestre que alberga las obras realizadas y el taller de los artistas que las realizaron.
Esto es así, explicó Gárate, porque la cueva contiene también los materiales e instrumentos que utilizaron para realizar los grabados, como buriles y paletas de sílex, y para iluminarse mientras los realizaban, al haberse encontrado también restos del carbón empleado en las hogueras y antorchas usadas y una lamparilla primitiva confeccionada en piedra arenisca. La primera parte de la campaña de investigación de la cavidad, financiada por la Diputación de Vizcaya con una duración de cuatro años, descubrió también que en la entrada principal o superior de la cueva, situada a unos 3 kilómetros de la línea de costa actual, hubo ocupación humana habitual en un periodo que abarca entre los 29.000 y los 12.000 años.
En este lugar se encontraron evidencias y restos carbónicos de hogueras, animales consumidos y herramientas utilizadas por sus moradores en el periodo anteriormente citado, precisó Gárate. En la entrada inferior de la cueva, más pequeña y de acceso más complicado, los arqueólogos del equipo de Gárate hallaron evidencias de utilización hace 20.000 años, con restos de utensilios de silex y de pintura ocre cuyo uso aún no están en condiciones de interpretar, agregó. Gárate señaló que las 113 representaciones de animales prehistóricos encontradas hasta la fecha lo fueron en 14 espacios diferentes de la cueva, el primero de los cuales, bautizado como la “sala de los bisontes”, se halla a 235 metros de la entrada y al que se llega a través de un estrecho y difícil acceso.