Los transportistas de carbón, uno de los colectivos más afectados por el cierre de la central térmica de Endesa y para el cual la Mesa de As Pontes requirió “soluciones de urgencia”, retomó ayer las protestas tras el parón por la pandemia de coronavirus. Después de una primera convocatoria de concentración de urgencia el pasado jueves –en la que participaron también vecinos de la villa y delegados de las industrias auxiliares– para frenar el traslado de unos equipos, los profesionales bloquearon durante la tarde de ayer el acceso a las instalaciones con una barricada de neumáticos en llamas.
Este acto de protesta, en el que también se colocaron camiones para cerrar la entrada a la central pontesa, comenzó poco antes de la tres de la tarde y contó con la participación de más de una treintena de profesionales. Cabe destacar que, tras la movilización de urgencia convocada durante el mediodía del jueves, la empresa se comprometió a paralizar el traslado de equipos hasta el mes de agosto –en la reunión de la Mesa de As Pontes del pasado lunes con el Ministerio de Transición Ecológica apuntó que las segundas pruebas con biocombustibles tendrían lugar a lo largo del mes de julio– para “favorecer un clima de concordia”.
Precisamente esa iniciativa, que la empresa aseguró no afectaría a la producción de la planta al tratarse de equipamiento “en desuso”, le valió las críticas del sindicato CIG, que sostiene exactamente lo contrario. La central nacionalista apuntó que esta decisión evidenciaba que “a produción de enerxía con biocarburantes non é a aposta de Endesa” pese a los compromisos adquiridos en las sucesivas mesas de trabajo.