Carla Vilasánchez: La sonrisa eterna de la gimnasia rítmica local revestida de oro

Carla Vilasánchez: La sonrisa eterna de la gimnasia rítmica local revestida de oro
Carla Vilasánchez no ha parado de acumular éxitos en los últimos meses | DANIEL Alexandre

Solo tiene catorce años, pero la mochila vital de Carla Vilasánchez cuenta ya con un número considerable de experiencias. La mayoría muy satisfactorias, pero también alguna complicada que la ha hecho crecer como deportista y persona. A principios de julio, la joven aresana se proclamaba por segundo año consecutivo campeona de España en las disciplinas de mazas, cinta y por equipos. Pero en este caso, cada uno de esos oros tenía un valor especial pues, para conseguirlos, Carla Vilasánchez había tenido que hacer un esfuerzo extra para superar una lesión.
Los que la conocen bien siempre alaban sus condiciones innatas para la gimnasia rítmica, pero sobre todo su capacidad de trabajo y sacrificio. Ambos quedaron de nuevo de manifiesto el pasado mayo, cuando la rotura parcial de un tendón hizo peligrar su temporada. Fue un momento duro, probablemente el más complicado desde que en enero de 2017 comenzó a trabajar en León en el club Ritmo, una de las referencias de esta disciplina a nivel nacional. Sin embargo “la gente –los médicos, los entrenadores, mis compañeras– me ayudaron mucho” y con un notable esfuerzo pudo seguir adelante. 
Carla Vilasánchez compaginó durante semanas sesiones de rehabilitación encaminadas a fortalecer la zona dañada con entrenamientos más livianos, “porque no podía descansar, no podía estar parada porque tenía el Campeonato de España en julio, así que entrenaba igual pero sin hacer los ejercicios que me dolían”. 
Los plazos resultaban tan justos que la gimnasta de Ares reconoce que no llegó bien físicamente al Nacional, “aún estaba lesionada, pero quería competir igual” y lo cierto es que, a pesar de esa merma, sus innegables aptitudes y tesón la encumbraron de nuevo al podio. Primero, como integrante del equipo del Ritmo, un oro que alivió toda la presión –“mis entrenadoras me dijeron que ya podía decir que era otra vez campeona de España, que en las finales individuales no perdía nada y que estuviera tranquila”, recuerda–. Y tanto. Con gran aplomo y a pesar de la igualdad con la que se decidieron las cosas en la jornada definitiva, Carla Vilasánchez revalidó su título en ambos aparatos. 

Futuro
Le habría gustado optar a las medallas en el resto de aparatos también y, de hecho, ese era el objetivo a principios de temporada. Sin embargo, con la lesión de por medio, preparar todas las rutinas resultaba inviable y sus entrenadores prefirieron que se concentrase en aquellas en las que es especialista. Pero la espina se le ha quedado clavada y, por eso, cuando piensa en el futuro, intentar el pleno el próximo ejercicio es una de las prioridades. Pero no la única, pues en su horizonte aparece marcado el Campeonato del Mundo junior que se disputará en septiembre de 2019 en Azerbayán y al que ansía acudir.
Sería el culmen a una apuesta deportiva que, arropada por su familia, arrancó en enero de 2017. Fue en el inicio de ese año cuando comenzó a trabajar en León, de jueves a domingo, a las órdenes de las entrenadoras del Ritmo. A inicios del curso pasado redobló la apuesta y en enero se convirtió en interna del Centro de Alto Rendimiento de León. Un cambio radical, tanto a nivel personal como deportivo, con el que se muestra altamente satisfecha: “He notado mucha evolución”, reconoce. Su ritmo de entrenamiento es exigente, pero lo asume con naturalidad, “porque es lo que más me gusta hacer”, pero también porque la mejoría es manifiesta y su futuro muy alentador. l

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