La lírica galaico-portuguesa se desarrolló fundamentalmente entre los siglos XII y XIV en una antigua lengua de la que se derivaron los actuales idiomas gallego y portugués. Se formaron así unos cancioneros creados por unos trovadores y juglares provenientes de Galicia y del norte de Portugal, conservándose más de 160 composiciones de diferentes autores, entre otros: Alfonso X, Don Denís de Portugal, Payo Gómez Chariño (que introdujo la temática marinera), Airas Nunes, Pero da Ponte, Johan Zorro, Bernal de Bonaval, Mendinho, Martín Códax y Fernando Esquío.
Acerca de Fernando Esquío, como escribe Xosé María Dobarro, son muy pocas las noticias que se tienen de este trovador galaico portugués, tanto de su condición social como de su lugar de nacimiento e incluso sobre su auténtico nombre. De todas formas Dobarro Paz informa en su trabajo de la existencia de numerosos testimonios documentales y epigráficos de la presencia del apellido Esquío en lugares cercanos a Ferrol, tales como Neda y Xuvia.
Dentro de las conjeturas que se hacen sobre la fecha del nacimiento de Fernando Esquío, se supone que pudo haber vivido a caballo entre los siglos XIII y XIV. Precisamente la ubicación de sus cantigas dentro de los cancioneros de su época delata una actividad poética relativamente tardía, que se puede datar en las décadas finales del siglo XIII. Aunque también se considera desconocida la localidad exacta de su origen, algunos autores lo creen nacido en Lugo o Santiago. Ciertas alusiones en sus textos poéticos vinculan a Fernando Esquío dichas ciudades, aunque no dejan establecida una cronología precisa para esta relación con ambas localidades.
Estudiosos como Carballo Calero consideran que el trovador galaico pudo haber pertenecido a la antigua familia Esquío, con propiedades en la comarca de Ferrol, un linaje emparentado más tarde con la Casa de Mandiá. Miembros de esta familia desempeñaron diversos cargos al servicio de la Casa de Andrade y fueron priores del monasterio de San Martiño de Xuvia.
Más concluyente con respecto al lugar de nacimiento de Fernando Esquío se muestra Leandro de Saralegui en su monografía publicada en el Almanaque de Ferrol para 1907, que tituló “Un trovador ferrolano de la segunda mitad del siglo XIII”. Escribe en su trabajo que el apellido Esquío aparece en varias inscripciones tumulares de las iglesias parroquiales de San Nicolas y Santa María de Neda, así como en las actas capitulares del monasterio de Xuvia y en numerosas escrituras de venta y de foros de la zona, apoyando la posibilidad de que el trovador Fernando Esquío fuese realmente oriundo de Ferrol o de su comarca.
Si bien la mayoría de estudiosos de este trovador se inclinan en fijar su nombre como Fernando Esquío (o Fernand´Esquyo en la grafía medieval), otros autores, caso de Carballo Calero, llegan a decir que pudo apellidarse, o sobrenombrarse, Esguío (nombre gallego de la ardilla), siguiendo así la norma de figurar los nombres de animales (Zorro, Coelho, Cabalo) como apellidos de varios trovadores medievales. Particularmente en la tumba de Diego Esquío de San Nicolás de Neda aparece el escudo de los Esquío con dos ardillas rampantes en un árbol, lo que apoya la tesis de Carballo Calero sobre este apellido gallego.
Para los estudiosos de su obra poética, el hecho de que este trovador utilizase unos recursos métricos y estróficos muy elaborados e incluso innovadores, le sitúan entre el grupo de los últimos poetas cultos gallego-portugueses. Fernando Esquío tiene un cancionero relativamente reducido, aunque variado en cuanto a los temas y las formas poéticas, compuesto de dos “cantigas de amor”, cinco “cantigas de amigo” y tres “cantigas de escarnio y maldicer”.
La poesía galaico-portuguesa llegó hasta nuestros días principalmente a través de cuatro cancioneros recopilados a partir del siglo XIII: Cancionero de la Biblioteca Vaticana, Cancionero Colocci-Brancutti (llamado de la Biblioteca Nacional de Lisboa), Cancionero de Ajuda y Colección de Cantigas de Alfonso XIII. Las cantigas conocidas de Fernando Esquío se reparten precisamente entre los dos primeros cancioneros.
Como ejemplo de una cantiga de amor de Fernando Esquío tenemos la conocida “Que me queres, amor?”, considerada como una de las mejores cantigas medievales de amor.
Amor, a ti me venh´ora queixar
de mía senhor, que te faz enviar;
pois m´ela nom quer ver nem falar,
que me queres, amor?
Como cantiga de amigo está “Vaiamos, irmana”• En la cantiga una moza invita a su hermana a la orilla de un lago donde se encuentra su amigo. Para algunos de trata de la laguna de Doniños, para otros del lago de A Frouxeira; en todo caso es el canto a un atractivo espacio natural de la comarca ferrolana.
Vaiamos, irmana, vaiamos dormir
nas ribas do lago u eu andar ví
a las aves, meu amigo;
vaiamos, irmana, vaiamos folgar.
Por último, como llamativo ejemplo de las cantigas de escarnio y maldicer de Fernando Esquío se puede citar “Para Vós Dona Abadessa”:
Para Vós Dona Abadessa
eu, o Don Fernando Esquío,
estas prendas vos envío:
quatro caralhos franceses,
sendo dous para a prioresa.
Debe resaltarse la ironía del poeta medieval, que informa a la abadesa haberle enviado cuatro “caralhos franceses” (realmente consoladores), dos para la prioresa. Es de notar también en la cantiga el uso de Don delante del nombre del poeta, lo que parece confirmar la tesis de una procedencia nobiliaria del propio Fernando Esquío.
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