El jurado declaró ayer por unanimidad inocentes al alcalde de Pontecesures, Luis Álvarez Angueira, y al empleado municipal Xurxo Gerpe, acusados de malversación de 6.800 euros en gasolina entre 2003 y 2006.
En su veredicto, el jurado considera que hubo un consumo excesivo de gasolina del todoterreno al que se contabilizaban los gastos de combustible supuestamente excesivos, pero que pudieron concurrir otras razones, como que se destinase a éste y a otros vehículos.
Al conocer el fallo, los dos acusados se fundieron en un abrazo y luego el alcalde proclamó a la salida de la sede judicial: “Ahora me toca a mí”, dando a entender que denunciará al denunciante.
A la conclusión de la vista oral, celebrada en la Audiencia de Pontevedra, la acusación particular mantuvo su petición de tres años de prisión y diez de inhabilitación para los dos encausados, mientras que la fiscalía insistió en que no hay delito.
Antes de que comenzara el miércoles la primera jornada de la vista oral, Álvarez Angueira se quejó de que éste era “un proceso político por parte de un concejal”, en referencia al edil de la formación independiente ACP Luis Sabariz, que denunció la supuesta ilegalidad.
“Después de que lo cesase en 2007 ha sido acoso y derribo”, dijo sobre la querella, suscitada aquel año.
historial
Angueira, alcalde por el BNG, gobernó con el apoyo de Sabariz desde 1999 hasta 2007, cuando una disputa por los sueldos municipales acabó con el edil fuera del gobierno y unas elecciones en las que PP, PSOE y ACP evitaron un nuevo mandato de los nacionalistas, que recuperaron el poder en 2011.
En la segunda sesión del juicio en la Audiencia de Pontevedra declaró un perito, que apuntó a un problema de combustión en el motor del vehículo todoterreno al que se contabilizaban los gastos de combustible supuestamente excesivos, lo que podría explicar el desfase.
Al igual que en la primera jornada, ayer, en el turno de cierre, el regidor de Pontecesures insistió en que la gasolina de su vehículo privado la paga “de su bolsillo”, extremo que han confirmado los dueños de la empresa en la que se realizaban los repostajes.
La defensa también argumentó que todo el combustible del servicio de obras se imputaba al mismo coche, pese a que también se surtía a un tractor, desbrozadoras y en ocasiones a garrafas para la recarga.