Hace seis años que decidió unir sus dos grandes pasiones, la ebanistería y el skate, surgiendo poco a poco lo que hoy en día ya es una marca y siendo uno de los pocos que se dedican a esta práctica en España. Álex Torrente, de Reuse Skate Go, se dedica a darle una segunda vida a los monopatines, transformándolos en cualquier pieza que se le pase por la mente y alguna de sus creaciones pueden verse hasta el próximo día 4 de agosto en Cardume (Concepción Arenal, 16-18), junto con los trabajos de Dani Bouza y Mene Oner. “Internet es un gran escaparate. Sigo en varias páginas a un japonés, que es uno de los pioneros, que se llama Harosi, y también existen en A Coruña Khett y RecycledSkateboard”, señala este naronés afincado en Ferrol.
Pajaritas para el cuello, pies de lámparas, peonzas, bolígrafos, cuencos, sonajeros... Uno de los objetos de los que más orgulloso está y del que nunca se desharía es una guitarra tipo telecaster realizada íntegramente con madera de arce canadiense ensamblada con resina proxy, los materiales de los que se componen los skates con los que más le gusta trabajar a Torrente. “Me llevó sobre dos meses y fui copiándola paso a paso de una guitarra de verdad. Se puede tocar perfectamente, aunque yo no sé pero es algo que tengo pendiente. Pero hay quien la probó y suena muy bien, lo malo es su peso que para un concierto de dos horas sería un inconveniente”, apunta. Una cadena cuyos eslabones fueron creados de una sola pieza –no enlazándolos por separado– es otro de los trabajos con el que pasó más tiempo.
Los skates con lo que trabaja son de cosecha propia o incluso donados por amigos que patinan cuando están viejos o rotos; “a veces les pago algo por lotes de tablas en buen estado”, indica.
No le gusta trabajar por encargo porque, al dedicarse a esto por afición –trabaja como ebanista en una empresa–, no quiere estar pendiente de plazos. “Ahora mismo tengo pendiente unos soportes para longsurfboard de una furgoneta y también más cuencos, llaveros y pajaritas”.
Con todo, su originalidad y destreza llama la atención de todos los que lo conocen y es por esto que en Cardume ya tienen varias solicitudes para hacerse con alguno de sus trabajos. “Las pajaritas causaron furor, porque son muy originales y para las bodas están genial”, destacan Carla Bras y Sheila López, propietarias del negocio ferrolano.
El sueño del naronés, que ahora mismo cuenta con un pequeño espacio en el taller de su hermano para llevar a cabo sus diseños, es llegar a crear un estudio en el que cuente con banco de trabajo y pista de skate, “pero hace falta mucho dinero para eso”.
Mundo con muchos adeptos
La práctica del skate en la comarca goza de buena salud, ya que cada vez son más los que se apuntan a este deporte –habiendo incluso escuelas que enseñan a desenvolverse sobre las cuatro ruedas–.
Pero lo peor, tal y como indica Álex Torrente, siguen siendo las instalaciones. "Hay sitios como Evo Skatepark que están muy cuidados pero en las pistas de A Malata es difícil”, debido al deterioro –óxido, desgaste...– en el que se encuentran las rampas. l