Visitó Ferrol en varias ocasiones, la primera para hacer el período de Instrucción del servicio militar en el cuartel de Dolores. Posteriormente, en su época de sindicalista, visitó Astano y como secretario general del Metal de la UGT acudió a Ferrol en varias ocasiones. Ahora lo hace ya apartado de la política –fue ministro del Interior entre el 88 y el 93 y dejó el PSOE tras el nombramiento de Pedro Sánchez como secretario general– para participar en el ciclo “Nove, os venres ás nove”. Ha pasado tanto tiempo desde su primera visita, que recuerda que “un par de huevos o dos costilletas” costaban poco más de diez céntimos de euro.
El independentismo catalán no es algo nuevo, ¿cómo se ha llegado a la situación actual?
Los problemas de Cataluña, más concretamente de los políticos independentistas catalanes, no son de ahora sino de hace muchos años. En la época más reciente, jamás tuvo Cataluña un estatuto con tanta capacidad de gobierno. Tendríamos que remontarnos a la de 1932, que era una autonomía con muchas menos competencias y ya hubo problemas. Lluis Companys dio un golpe de estado a la República, o sea que no es una cosa novedosa. En plena Guerra Civil también hicieron de su capa un sayo en contra de lo que mandataba la República.
No es nuevo, lo que pasa que los líderes independentistas se suelen vestir de frailes o escaparse por las cloacas para no dar cuenta de sus responsabilidades. Tampoco es la primera vez, Rafael de Casanova se fugó vestido de fraile y murió en la cama 29 años después de haber dejado una reguera de 6.000 muertos.
¿Podrían seguir la puerta abierta en Cataluña otras comunidades históricas?
Hay minorías en otras comunidades a las que les gustaría hacer lo mismo, lo que pasa es que hay un gran desconocimiento, como una diputada de En Marea que reclamó a Rajoy políticas de Estado. Debería ir a la hemeroteca para verificar lo que son las políticas de Estado.
Hablando de En Marea, el alcalde de Ferrol se ha posicionado a favor del referéndum...
Si es alcalde y no es un cantamañanas debe saber que lo es porque lo ampara la Constitución española y en vez de colaborar con quienes quieren dar un golpe de Estado a la Constitución, debería defender la legalidad, que para eso está al frente del ayuntamiento y en representación de todos los ferrolanos. He conocido en mi militancia en un partido de izquierdas a mucho gilipollas de extrema izquierda, que jamás hicieron nada, excepto encontrar después buenos puestos en la transición.
Se ha mostrado crítico con el secretario general de su partido, hasta tal punto de abandonar el PSOE. ¿Qué opinión le merece su postura ante la situación que se vive en Cataluña?
El PSOE en algunos momentos ha adolecido de tibieza y es un error político. Tampoco comparto la última manifestación de su secretario general sobre el cambio de la Constitución, como si esa fuera la moneda por la que ha apoyado la aplicación del 155 si una comunidad declara la independencia. Creo que no hace falta invocar una modificación de la constitución para tener la obligación de defender la que existe, porque el secretario general y todos sus miembros tienen la obligación de defender la constitución del 78, entre otras cosas, porque fue actor imprescindible de esa constitución, si bien es cierto que estos chicos de ahora no estaban.
¿Y qué panorama se plantea a partir del lunes?
Ganará la Constitución. No es posible echar un pulso a la legalidad pensando que se va a ganar a la ley suprema, a la que votaron el 90% de los catalanes. No hay catalán que la pueda ganar.
Habla de legalidad y algunos reclaman, frente a esto, acción política...
Se ha tomado una decisión política clarísima. Puigdemont declaró la independencia y la república de Cataluña pero, en fin, por si no quedó claro se le reclama que diga si sí o si no y en este último caso habrá diálogo, pero dentro de la Constitución. Ellos se han saltado las leyes y se han saltado las decisiones del Tribunal Constitucional y del de Justicia y tendrán que pagar las consecuencias de lo que ha hecho.
Hay mucho izquierdoso de pacotilla que habla de la República como si no tuviese normas o leyes pero esta le metió a Lluis Company cuando dio un golpe de Estado, treinta años en la cárcel. Estos nuevos visionarios de una nueva sociedad, a los que les parece que la democracia ha llegado con ellos, piensan que la República es otra cosa, pero el que incumplía las leyes las pagaba con las sentencias que les implantaban los tribunales de justicia, pues ahora será exactamente igual.