La retirada de Merkel abre el pulso sucesor en la CDU entre derechistas y moderados

La retirada de Merkel abre el pulso sucesor en la CDU entre derechistas y moderados
La canciller alemana, Angela Merkel, mira su teléfono móvil durante una entrega de premios en Berlín | Clemens Bilan (efe)

La próxima retirada de la canciller alemana, Angela Merkel, como jefa de la Unión Cristianodemócrata (CDU) abrió ayer el pulso por su sucesión entre los leales a su línea y el ala más derechista, que achaca a la aún líder haber “socialdemocratizado” el partido en sus 18 años de presidencia.
El exjefe del grupo conservador en el Parlamento alemán Friedrich Merz, rival interno declarado de Merkel y actualmente sin cargos en sus estructuras, declaró ayer que presentará su candidatura en el congreso de la CDU que se celebrará del 7 al 8 de diciembre en Hamburgo y que deberá elegir al nuevo presidente o presidenta del partido.
Merz, de 62 años, lideró el grupo parlamentario entre 2000 y 2002, entonces desde la posición de jefe de la oposición, pero quedó relegado a un segundo plano cuando Merkel asumió ese puesto, lo que cimentó su rivalidad personal y política.
En cuanto el lunes la canciller comunicó su decisión de no optar a la reelección como presidenta del partido –y de retirarse de la Cancillería y de la vida política al término de la actual legislatura, en 2021– se desataron los rumores de un regreso de Merz a la palestra, lo que formalizó ayer el político, a través de un comunicado.

Hostilidad
Merz dejó claro que no ha abandonado su hostilidad hacia Merkel en marzo pasado, cuando calificó de “humillación”, desde el tabloide “Bild”, las concesiones hechas por la canciller a los socialdemócratas –como la adjudicación a sus socios del Ministerio de Finanzas– a cambio de lograr el sí al pacto de coalición con el que accedió a su cuarto mandato.
El ala más conservadora de la CDU no digirió estos compromisos y lo que parecían meros conatos de rebelión derivaron en una evidencia de la pérdida de control de Merkel sobre sus filas, al ser derrotado el pasado septiembre quien durante trece años fue el jefe del grupo conservador, Volker Kauder, por el derechista Ralph Brinkhaus.
La candidatura de Merz se suma a las ya anunciadas el lunes de la secretaria general del partido, Annegret Kramp-Karrenbauer, en el cargo desde principios de este año y apodada la “mini Merkel” por su afinidad con esta, así como del ministro de Sanidad, Jens Spahn, quien como Merz reclama un sello más conservador para el partido. En medios de comunicación alemanes se apunta asimismo a la posibilidad de que opte al puesto el jefe del Gobierno regional en Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, persona de confianza de Merkel. 
La canciller afirmó el lunes que no piensa influir en la elección del nuevo presidente o presidenta, e insistió ayer en ello, en una comparecencia ante los medios de comunicación, en la que recordó que los intentos por definir a un sucesor suelen fracasar. “Lo sé por experiencia”, dijo, en lo que parece una alusión a su propio ascenso a la jefatura del partido, en 2000. Presidía entonces el partido Wolfgang Schauble, quien había sido durante años el delfín del canciller Helmut Kohl, hasta que con el paso a la oposición del partido salió a la luz un escándalo de financiación irregular que salpicó al sucesor del patriarca y precipitó su renuncia. Merkel tomó las riendas del partido, tras abandonar Kohl su presidencia honorífica, y empezó a imponerse lentamente sobre sus rivales internos, incluido Merz.
El pulso de entonces es recordado ahora por los medios alemanes, donde se ha recibido con respeto la decisión de Merkel de iniciar su retirada y se considera que ha elegido el momento oportuno para hacerlo, tras el desgaste en su liderazgo y las reiteradas caídas de votos sufridas por su gran coalición.
A las muestras de respeto ha seguido una primera oleada de nostalgia hacia la canciller de medios no afines a su línea, como el izquierdista “Die Tageszeitung”, que colocó ayer en su portada una foto de una joven Merkel en una invernal playa del Báltico, con la frase “La echaremos de menos”, en alusión a los derechistas Spahn y Merz. l

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