La nanotecnología se está convirtiendo en una herramienta imprescindible en medicina para resolver las limitaciones de los fármacos y mejorar su transporte en el organismo, y ha permitido el desarrollo de pequeñísimos vehículos que aportan inteligencia a estos fármacos. Es el caso de los nanomedicamentos, de un tamaño un millón de veces menor que un milímetro, miles de veces más pequeño que el diámetro que un cabello, que están dando “resultados prometedores” en inmunoterapia contra el cáncer en pruebas con animales, asegura en una entrevista con Efe la catedrática de Farmacia de la Universidad de Santiago María José Alonso.
Los nanomedicamentos consisten en una molécula que activa el fármaco incluido en un nanovehículo transportador dirigido hacia la célula diana. En general, los fármacos no saben dónde está su diana y se dispersan por el organismo, de tal modo que solo una cantidad pequeña llega a alcanzar su objetivo terapéutico.
Con estos nanovehículos se aporta “cierta inteligencia a los fármacos para que sepan a dónde tienen que ir”, explica Alonso, cuyo laboratorio es pionero en España en el ámbito de la Nanotecnología Farmacéutica y la Nanomedicina. Esta es una de las líneas de investigación “más potentes” en los tratamientos contra el cáncer, sostiene, un tratamiento asociado en muchas ocasiones a un diagnóstico tardío que implica que las células cancerígenas se han diseminado y cuando se administra la quimioterapia “solo una fracción muy pequeña llega a las células cancerígenas y metastásicas”.
“Estamos desarrollando una inmunoterapia que ha dado lugar a resultados prometedores en modelo ratón”, subraya María José Alonso, que trabaja en esta línea de investigación en la Universidad de Santiago con oncólogos de diferentes lugares y procedencias, en colaboración con la industria y los clínicos.
Se trata de proyectos en consorcios porque “nuestra vocación y objetivo es conseguir la traslación de nuestros resultados en pequeños animales a la práctica clínica”, añade sobre los nanomedicamentos, que podrían beneficiar a otros fármacos y también a las vacunas.
El equipo de Alonso, integrado por 25 personas, colabora con la industria farmacéutica en el desarrollo de terapias génicas oculares, que consisten en la administración con una gota de colirio de fragmentos de ácidos nucleicos a través de nanovehículos para tratar patologías como el glaucoma severo o el ojo seco severo, además de proyectos como la administración de fármacos a través de la piel para tratar patologías como psoriasis y el desarrollo de nuevas vacunas igualmente con estos nanovehículos, que no solo sirven para los fármacos sino también para los antígenos.