Descubierta en una nave de As Somozas la mayor plantación de marihuana de la historia de Galicia

Descubierta en una nave de As Somozas la mayor plantación de marihuana de la historia de Galicia
As Somozas Nave de Soluciones Poligráficas visita de Pilar López Rioobo

La Guardia Civil descubrió durante la madrugada del pasado martes la que, hasta el momento, es la mayor plantación de marihuana de toda la historia de Galicia. Más de 4.000 plantas de cannabis, cultivadas bajo una impresionante infraestructura en una nave de 2.700 metros cuadrados en el polígono industrial de As Somozas.

El hallazgo, al más puro estilo de película de Hollywood, se produjo por pura casualidad, derivado de un error humano. Un vigilante del área, tras oír ruidos en las antiguas instalaciones de Soluciones Poligráficas e intuir un robo, avisó al instituto armado, que se presentó en el lugar para comprobar que no se estaba sustrayendo maquinaria. Lo que encontraron en su interior, no obstante, fue prácticamente una factoría de marihuana tan bien organizada y profesionalizada que resulta sorprendente que durante meses no hubiese levantado ninguna sospecha.

En las instalaciones fueron descubiertas, además, siete personas –seis de nacionalidad china y una británica–, que fueron detenidas de inmediato acusadas de cultivo de substancias estupefacientes y tráfico de drogas. El instituto armado, no obstante, señaló que los aprehendidos vivían hacinados y en condiciones infrahumanas en un apartado de la planta, lo que hace evidente que únicamente eran los trabajadores más bajos de un organigrama mucho más grande.

Pesquisas iniciales
El hallazgo, fruto de la casualidad y no de un operativo, fue presentado ayer por la subdelegada del Gobierno en A Coruña, Pilar López-Rioboo, y el coronel jefe de la Comandancia de A Coruña de la Guardia Civil, Francisco Javier Jambrina. “No es la primera operación que se realiza en España de esta índole pero sí en Galicia –apuntó Rioboo durante su intervención–. Teníamos noticias de que ha habido alguna parecida en el sur, pero aquí es la primera de estas características y de esta magnitud”.

Tal y como aclaró la subdelegada, por el momento se desconocen los detalles en torno a la situación de las instalaciones, si se encontraban alquiladas o si habían sido ocupadas. La empresa Soluciones Poligráficas, según López-Rioboo, entró en concurso de acreedores “hace uno o dos años” y en la actualidad “no tenía actividad”. A pesar de esto, la representante del Gobierno apuntó que, dadas las circunstancias alrededor del descubrimiento, “ahora sí que habrá que ver si había un contrato, cómo llegaron aquí y supuestamente quién está detrás de esta infraestructura”.

Por su parte, el coronel jefe Javier Jambrina aclaró que durante el operativo “no se incautaron otros efectos –en relación a otra clase de substancias, armas o dinero–, además todo parece indicar que el procesado se hacía fuera de aquí. En este lugar se hacía la recolección y luego se llevaba a otro sitio para realizar el tratamiento. Por eso no estamos en condiciones de hacer una valoración”. Del mismo modo, el tamaño de las plantas revela, tal y como apuntó Jambrina, que la producción llevaba en marcha “algunos meses”, dado que en las instalaciones pudieron observarse “diferentes fases de crecimiento”.

Proceso industrializado
Si algo sorprendió a los agentes encargados de la investigación, más allá del gigantesco volumen de marihuana que albergaban las instalaciones, fue la propia organización del proceso de cultivo, calificándolo de “industrializado”.

La nave había sido dividida en diferentes estancias mediante paredes de cartón yeso que servían para segmentar las fases de la producción y así lograr resultados más eficientes. Pensando en la superficie ocupada como una cuadrícula, en el área izquierda de la misma se habían construido seis zonas destinadas a la germinación de los brotes jóvenes, de apenas unas semanas. En cada uno de estos segmentos había, al menos 170 plantas, distribuidas en dos hileras de 85 ejemplares.

Dada la delicadeza del cannabis en este punto de su ciclo de vida, los detenidos las tenían aisladas del resto, que estaban separadas en segmentos mucho más grandes y clasificadas según su nivel de crecimiento. Así, la sección aledaña a la inicial constaba de dos estancias rectangulares de varias decenas de metros de largo con cientos de ejemplares en una fase intermedia de desarrollo, con una altura cercana al metro y medio y escasa acumulación de polen. En la siguiente más, de igual tamaño y configuración que la anterior, las plantas ya se encontraban en un estado de maduración adecuada para su recolección, alcanzando en algunos casos los dos metros de altura. La última parte de las instalaciones, situada a la derecha de la planta, servía de estación de secado, permaneciendo en completa oscuridad los tallos deshojados colgados boca abajo, listos para que los cogollos –la parte en la que reside el polen– sean recolectados.

Medios técnicos
La calificación de la producción como “industrial” por parte de la Guardia Civil no es casualidad. Los presuntos cultivadores habían instalado una red de transformadores en los laterales de las estancias para distribuir la energía entre las lámparas que proveían de luz y calor a las plantas –diferente según la fase de crecimiento–, así como una compleja instalación para automatizar las labores de riego y humidificadores para conseguir las condiciones óptimas para el florecimiento de la cosecha.

Las paredes y los techos se encontraban plagados de tubos de ventilación que a su vez servían de vigas para las cubiertas de tela plástica negra utilizada para mantener estable el microclima.

Finalmente, una reja, colocada de forma horizontal en todas las estancias a una altura de un metro, era usada para asegurarse de que las plantas crecían de manera erguida y ordenada.

Lo que no poseían estas instalaciones, según aclaró la Guardia Civil, era una estación de tamizado –necesaria para separar parte del polen residual de los cogollos y así elaborar hachís–, lo que refuerza la teoría de que la fase final de la producción tenía lugar en otro punto.

Condiciones infrahumanas
Los seis detenidos, dadas las condiciones en las que vivían, fueron definidos por los propios agentes como los “peones” dentro del organigrama. El pequeño espacio en el que habitaban, aledaño a la estancia en la que almacenaban la droga en bolsas de sellado al vacío, carecía de cocina, baño o cualquier comodidad. Hacinados, los seis detenidos se dedicaban a cuidar de las plantas y vigilar, posiblemente sin posibilidad de abandonar las instalaciones. El reducido habitáculo estaba plagado de colillas, paquetes de tabaco vacío, cápsulas de café y sobres de té. Sobre una mesa, las desperdigadas fichas de un juego de mahjong atestiguaban el único pasatiempo que tenían.

Nada parecía indicar desde el exterior que una operación de tales características se estaba llevando a cabo en la nave de Soluciones Poligráficas, aunque la cantidad de material y el cuidado con el que todo había sido montado denotan muchos meses de preparación y un gran capital solo para su puesta en marcha.

El alcalde de la localidad, Juan Alonso Tembrás, que llegó a las instalaciones poco después, afirmó que los administradores de la planta “traballaban por temporadas, que a tiñan alugada e que nun principio traballaban co empresario que montou isto”. El regidor apuntó que todas estas comunicaciones las realizaba con Ramón Tudela, “que veu ao concello para volver a dar de alta [el agua] antes de navidades, que tiñan traballos que facer”.

En cuanto a la presunta impresión de papeletas electorales para los últimos comicios municipales en las instalaciones en las que se encontró la plantación, Tembrás afirma que eso era lo que Ramón Tudela le había trasladado, pero que no tenía constancia de si era cierto o no. 

De ser así, si dichos encargos no tuvieron lugar en una central paralela, necesariamente tendría que haber coincidido con la operación de cultivo, en marcha mucho antes de las elecciones, un punto que la Guardia Civil está investigando.

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