Ares deja de soñar y empieza a trabajar

Ares deja de soñar y empieza a trabajar
La trainera de Ares, la Santa Olalla, durante una de las regatas disputadas este fin de semana en aguas vascas CR Ares

 

La “Santa Olalla” descansa al fin tras una temporada eterna en el mar. Sus remeros recuperan fuerzas tomando verdadera consciencia del alcance de su gesta. En las calles de Ares todavía se jalea a sus nuevos héroes. Pero, aunque todo parece volver a la normalidad tras el ascenso a la Liga ACT, la elite de las traineras, en el club de la villa marinera ya trabajan pensando en cómo afrontar el reto deportivo y económico que se les viene encima.
Se lo han ganado en el mar, palada a palada y la consigna es clara –“Vamos a salir”, insiste su presidente, Germán Sánchez–, pero para lograrlo han de afrontar unos gastos que duplican su actual presupuesto. En un cálculo rápido y aproximado, el mandatario cifra en más de 70.000 euros el montante económico del que deben disponer. Un incremento derivado, sobre todo, del aumento en la cuantía de los desplazamientos, que tendrá a la tripulación aresana y su trainera viajando todo el verano por la cornisa cantábrica.
La entidad tiene de aquí a mayo para completar todos los trámites burocráticos que concreten su participación el próximo año en la Liga San Miguel ACT. Tiempo más que suficiente para planificar con calma la campaña pero que, sin embargo, no quieren agotar. Por eso ya están manos a la obra, tocando puertas y tratando de aprovechar el “subidón” de este ascenso y la repercusión que ha causado en los vecinos y políticos.
Ayer mismo, aprovechando su visita a la Diputación coruñesa para firmar un convenio de colaboración con el ente administrativo, Germán Sánchez tanteó la disponibilidad de este para apostar por la causa aresana. En este documento, el ente provincial se comprometió a la licitación y posterior cesión de una furgoneta para el transporte de los remeros del club aresano, por un motante econó­mico de 25.400 euros. La Deputación cede este vehículo a la entidad, que se hará cargo de mantenimiento, reparación y seguros. Horas antes también logró el compromiso por parte del Concello de, cuando menos, sufragar los gastos derivados de la celebración en la villa de una regata de la máxima competición nacional.
Las administraciones públicas jugarán un papel determinante en su financiación, pero requieren un importante apoyo de la iniciativa privada para llevar a buen puerto este proyecto, por lo que la búsqueda de patrocinadores será una prioridad. También el aumento en el número de socios del club. Actualmente apenas supera los 200, una cifra irrisoria teniendo en cuenta que cualquier club de ACT supera fácilmente los ochocientos. Muchos jóvenes en la villa, al rebufo de este ascenso, ya han sumado su granito de arena, como los componentes de la Banda de Gaitas Ría de Ares, pero en el club esperan que el “boom” se prolongue.

Tripulación
En el club hacen sus cuentas sabiendo que la mayor parte de su presupuesto irá a parar a desplazamientos, porque si algo tiene claro Germán Sánchez es que, en lo que al aspecto humano se refiere, en Ares el remo seguirá siendo un deporte amateur, “aquí no le podemos pagar a nadie”. ¿Llegarán refuerzos? Puede ser que alguno, pero en el ánimo del club está mantener a la tripulación que logró el ascenso y hacerlo, además, en las mismas condiciones que hasta ahora.
“Si todos están comprometidos y han llegado hasta aquí, no vamos a cambiar la filosofía del club e hipotecarnos para el futuro. Al final, la que da el callo es la gente de casa”, razona su técnico y patrón, Agustín Fernández. El preparador también advierte que deben buscar formas en las que “aumentar el rendimiento, lograr más vatios”, y para ello necesitan mejores medios materiales, sobre todo técnicos, con los que optimizar los entrenamientos. Mejoras necesarias para dar el nivel de una liga más exigente y que conllevarán una necesaria implicación de los protagonistas que Fernández da por hecho: “Si este año la gente ya entrenó duro, el que viene yo sé que no van a tener problema aunque el esfuerzo sea mayor. El primer año es el más difícil, porque todo es nuevo. Si logramos mantenernos, después será más fácil”.
El preparador no tiene dudas de que la juventud de la mayoría –solo hay cinco veteranos que ya estén remando al máximo de sus capacidades– les da un amplio margen de mejora y es a este al que apela para confiar en que, cuando menos, van a dar guerra el próximo año. Después de seis años remando juntos, de pasar por momentos duros como el descenso a segunda, y por otros muy reconfortantes, el grupo ha experimentado una cohesión que ha resultado clave para su éxito. También se ha establecido una comunión entre ellos que ha propiciado que todos disfruten este gran éxito con mucha más intensidad. “Ha sido muy emocionante. Cuando terminó la regata todos estaban llorando. No das crédito a lo que está sucediendo, porque nadie contaba con esto. No hacíamos más que repetir ‘la que hemos liado’. Y es cierto: la que se nos viene encima”, admite Fernández.

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