La parálisis en la que estaba sumida la planta de biodiésel de Masol Iberia Biofuel desde hace dos años y medio tiene los días contados. El comité y los responsables de la empresa mantuvieron en la jornada del viernes una reunión en la que la dirección les anunció su intención de arrancar el proceso productivo con una primera prueba en la unidad de biodiésel a mediados del próximo mes de julio y una segunda en la de refinado o pretratamiento a continuación.
Este paso hace prever un inmediato inicio de la producción de la planta, construida en 2009 y con una actividad muy limitada debido a la competencia desleal de Estados como el argentino y el indonesio, que aplican unas tasas diferenciales de exportación más bajas al producto acabado que a la materia prima de la que se extrae.
Solo la puesta en marcha de un sistema de cuotas para el cumplimiento de los objetivos obligatorios de biocarburantes ha permitido a las plantas españolas encontrar un resquicio de luz después de tantos años de adversidades que en el caso de la comarca de Ferrolterra se cobró el cierre de Biocarburantes Peninsulares, en Río do Pozo, y de Entabán Biocombustibles, en el puerto exterior de Ferrol.
Este sistema de cuotas impulsado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo otorgó a la planta de Masol Iberia el máximo de su capacidad, es decir, 300.000 toneladas anuales, si bien las dificultades para comercializar el biocombustible en el noroeste de la península han retrasado hasta ahora el inicio de la producción.
La reactivación de la planta de Caneliñas ha supuesto la contratación de quince personas, que vienen a unirse a las 31 que desde que finalizó el ERTE, en diciembre, venían realizando labores de mantenimiento. En marzo, tras anunciar Infinita Renovables la cesión de las instalaciones a Masol Iberia, fueron despedidos seis trabajadores y unos días después un grupo de empleados se desplazó a Castellón para poner a punto las instalaciones de mayor capacidad del Estado. n