Estado débil de Derecho

n la mañana del Jueves fué visto en Boiro, por la carretera de Cabo de Cruz, un coche Ford Focus color gris oscuro, mate, desde el que se lanzaban gatitos mientras circulaba a alta velocidad. Quienes lo vieron colgaron el aviso en Facebook, rogando máxima difusión. 
Por los comentarios escritos, el coche era reconocido por los vecinos de la zona; tal vez también al conductor. ¿Qué suerte correrá el “h.d.p.”?, así calificado por el 99.9% de los comentaristas. ¿Llevará buen merecido o,  caso de acabar ante la autoridad, quedará en libertad con cargos para poder seguir obrando a voluntad?
Es verdad que existe una ley de protección animal... pero ese “hdp” no lo es más que los que cuelgan a los galgos de los árboles o los que se deshacen de camadas metiéndolas en una caja y tirándola al río. Por no mencionar a los defensores del Toro de la Vega, del empalado, del lanzado, de la tauromaquia y de su retransmisión. Así de bestias, así de ancestrales, así de crueles, así de mierdas.
Treinta años tardó España en adherirse al “Convenio europeo de protección de animales de compañía”. Ya esto de por sí es toda una declaración de idiosincrasia colectiva que define con hechos probados la Marca España, por mucho que haya una minoría detractora e hiperconcienciada. 
Además, como en otros órdenes, no hay una legislación homogénea en España sino tantas y tan dispares como comunidades autónomas; lo que está prohibido en una, está permitido en otra. 
Todo un carajal legislativo que a nadie (político) preocupa más que a quienes lo sufren, como el intolerable tema okupa, que ya genera profesionalidad tal como se sugiere en los medios de comunicación ante el caso de la okupa de Meicende, quien haciéndose con tres casas aún recordó a los policías que iban a desalojarla que no podían hacerlo porque ya llevaba 48 horas instalada y la ley impedía su lanzamiento.
¿Algún pronunciamiento? No, no lo hay; ni de quienes ya están instalados en el pesebre. No les interesa retratarse ni son requeridos para ello por el votante, más proclive a “vociferar” en las redes que cuando está delante del político, ni los aspirantes a ocupar plaza muestran mayor sensibilidad; ahí tenemos, por ejemplo, el caso de Gonzalo Caballero, precandidato a la Secretaría General del PSdeG-PSOE y de ganar, a la presidencia de la Xunta. 
Con la intención de atraer votos para sí dice de su contrincante Villoslada “No me convence que lidere el PSdeG porque tuvo un cargo con Fraga”.  Ahí queda eso para la posteridad; independientemente de su formación, de su valía, de los resultados de su gestión, de su comportamiento personal, moral..., lo importante, lo que da pedigree y fé de ideología y compromiso personal con los valores del socialismo es tener el carnet, años de militancia y memorizar las máximas del argumentario del partido. Olé sus eggs.
El “cargo de confianza” fue el de subdirector; aún ignorando las razones para cubrir esa plaza con Villoslada, si se la ofrecieron o incluso si estaba libre y él mismo la solicitó, lo cierto es que en otras Administraciones públicas más serias que las autonómicas españolas hasta el cargo de director general, incluido, es de estricta carrera funcionarial. Aquí no, claro; aquí necesitamos regirnos por el chiringuiteo para dar cabida y colocar a estos adalidillos de la política como Caballero. 
Como dice un tal @joluanguita en las redes: “La obsesión de esta panda de estafadores que nos ha traído la partitocracia, es poner cada vez más árboles que nos impidan ver el bosque” y “Conviene recordarlo cada poco, no sólo por su coste sino por sus resultados y la herencia que dejan, que no es moquillo de pavo: ¿Sabes que las autonomías nos cuestan 60.000.000.000 euros y sólo están sirviendo  para generar cargos en los que enchufar especímenes como estos y promover separatismos?” 
Y uno más: “No tienen vergüenza, ni dignidad, ni inteligencia. Ni nuestro voto directo. Pero la partitocracia les ha dado nuestro dinero”, y cabe añadir también que les ha dado y sigue dando la posibilidad de configurar el Estado –débil– de Derecho que tenemos... con el voto del ciudadano, aún no suficientemente cabreado, es verdad. 
Así las cosas no es de extrañar que todo tipo de delincuentes (comunes, políticos, okupas salvo excepciones, maltratadores de personas y animales, “jet” variopinta de distintas nacionalidades, quebrantadores profesionales de la ley y el orden democráticamente establecido pretendiendo instaurar otro a su conveniencia, etc.) aprovechen las bondades y resquicios que ofrece el Estado de Derecho español en cuestión, para colar bravuconadas y pretensiones desestabilizadoras o delictivas; como las vividas estos últimos días sin ir más lejos.
Supuestamente, llegados hasta aquí a este Gobierno no le queda otra que agotar absolutamente todas las vías que le ofrece el susodicho Estado de Derecho antes de tomar una decisión de mayor calado respecto a Cataluña porque, aún siendo esperada por media España, contaría con la implacable condena de la otra media: unos por convencimiento de que los independentistas lo están haciendo muy bien y otros, sólo por moler. 
En esta tesitura, ¿qué haría quien por mucho menos  envió a la Legión a defender la españolidad de Perejil, aquel peñasco sito frente a las costas marroquíes en el que no cabían tres cabras sin que una se cayese al mar pero defendido como enclave de importancia vital?
Suscribiendo a @joluanguita: “Necesitamos tecnócratas que arreglen lo `desarreglao´”. Un Estado de Derecho fuerte, para empezar.
 

Estado débil de Derecho

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