“F.S.”

Pues no, no formo parte del club de fans de Fernando Simón. Tampoco de su club de detractores. A Simón le “veo” como un científico que se ha deslizado por la pendiente de la política y que a fuera de hacer política cada vez parece menos un científico. Fueron los populares los que “descubrieron” a Simón cuando en España estalló la “crisis del Ebola” que en nuestro país solo afecto a una persona pero se armo la marimorena. El PSOE pidió la dimisión de medio Gobierno. Pero los populares se percataron de que Fernando Simón, además de tener fama de ser un buen científico, también tenía buenas dotes de comunicación.

Con la llegada del coronavirus el PSOE también echo mano del responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias colocándole en un primerísimo plano. Pero ya digo que, en mi opinión, Simón, cuyas virtudes como científico no se me ocurriría cuestionar, sin embargo ha venido actuando mas como político. De ahí que haya transmitido a la opinión pública no “todo” lo que sabía sino lo que parecía convenir que supiéramos. Por ejemplo obvio informar que el Centro Europeo para el Control de Enfermedades aconsejaba a los gobiernos que no deberían permitir aglomeraciones ni actos públicos multitudinarios.

Pero no le tembló la voz al decir que no desaconsejaría a su hijo ir a la manifestación del 8 de marzo. Tampoco le tembló la voz cuando aconsejaba que no hacia falta llevar mascarillas, claro que luego con ese desparpajo que tiene, ha reconocido que lo decía porque no había suficientes mascarillas en España.

Borda el papel de sabio despistado y eso le permite actuar como el perfecto muñidor de la ceremonia de la confusión en que se han convertido las ruedas de prensa en las que no informan de las cifras reales de muertos y de contagiados. Un día dan una cifra, al siguiente otra... explicando que las cifras reales y definitivas las sabremos ¡cuan largo lo fía! cuando se haya superado la pandemia.

En todo caso Fernando Simón cae bien, ya digo que su aire de sabio despistado, su indumentaria informal, su capacidad de comunicación, han hecho de él todo un personaje.

Pero me parece a mi que Fernando Simón, ha venido actuando más como político que como científico, aparece demasiado imbricado con los intereses del Gobierno, es decir quizá hemos perdido un científico y hemos ganado un político. Y es una pena que sea así. 

“F.S.”

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