Lo de ir de justiciero no siempre sale bien

como si de un cuento con moraleja se tratase, la historia de un catalán que ponía sus multas a nombre de otra persona por venganza podría acabar con él en la cárcel. El hombre había denunciado a una cliente por impago, pero nunca había llegado a cobrar las deudas porque la mujer estaba en paradero desconocido. Así que al llegarle una multa de tráfico y tener que identificar al conductor del coche, que es quien tendría que hacerse cargo de la sanción, se le encendió la bombilla. Durante cinco años estuvo apuntando como conductora a la morosa, sin saber que había muerto. Este detalle fue el que llevó a las autoridades a descubrir el fraude y ahora se enfrenta a un proceso judicial por falsificación de documentos oficiales, castigado con hasta tres años de prisión.

Lo de ir de justiciero no siempre sale bien

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