El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez fue electo como el 276 pontífice convirtiéndose en el primer estadounidense y el primer agustino en ser nombrado papa en la historia de la iglesia católica. Afable, moderado y reservado, León XIV fue una de las grandes apuestas de Francisco, que lo designó responsable de los obispos de todo el mundo y de su comisión para Latinoamérica.
Este misionero de la antigua Orden de San Agustín, que también tiene nacionalidad peruana y ascendencia española, fue en los últimos años un estrecho colaborador del fallecido papa y entró a su estilo, discretamente, en la lista de ‘papables’, como un ‘forastero’ en medio de otros grandes nombres.
Su talante moderado le posiciona como puente entre las facciones conservadora y reformadora de la iglesia y su vasto conocimiento de América le ha valido el respaldo de los cardenales del sur y del norte del continente, muchos de los últimos críticos con Francisco.
Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Estados Unidos, su carrera eclesiástica comenzó con el noviciado agustino de Saint Louis donde, en 1981, asumió sus votos. Luego llegarían los estudios en Teología y un viaje de juventud a Roma para estudiar Derecho Canónico. Tras ordenarse sacerdote en 1982, con 28 años, fue enseguida enviado al que se convertiría en su segundo país: Perú, mediante su misión de Chulucanas, en Piura (1985-1986).
Este sería el primer paso de un largo camino en Latinoamérica que prosiguió en 1988 en la misión peruana de Trujillo, seleccionando vocaciones agustinas en ciudades como Chulucanas, Iquitos y Apurímac y ejerciendo otros roles durante una década en esa archidiócesis.
Prevost también acumula una dilatada experiencia docente en su país, como prior general del Capítulo Agustino de Chicago, hasta que en 2014, desde Roma, el papa Francisco le puso al frente de la diócesis peruana de Chiclayo, como administrador apostólico. Un año después le nombró obispo de Chiclayo y desde 2018 fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal de Perú, afrontando entre otras cosas la grave crisis por los abusos del grupo Sodalicio de Vida Cristiana, disuelto este año por el papa.
Tras un lustro peruano, en 2023 el pontífice argentino le llamó a Roma para hacerle cardenal y nombrarle prefecto del Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que elige a los monseñores de todo el planeta.
Al frente de esta poderosa institución, que controla una enorme red de prelados en todo el mundo, asistió también a las pugnas de su mentor, el papa Francisco, con los conservadores católicos, plasmadas por ejemplo con la destitución del obispo estadounidense Joseph Strickland en noviembre de 2011, desleal con la Santa Sede.
Pero Francisco también lo puso como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina gracias a su gran conocimiento sobre la realidad y las periferias del subcontinente.
Su rol de “ojeador” de obispos y su experiencia sudamericana hacen que Prevost mantenga un contacto continuo con la jerarquía eclesiástica alrededor del mundo, sobre todo en América, la región con la mitad de los católicos del planeta (unos 637 millones en 2004).
Es miembro de siete dicasterios del Vaticano, así como de la Comisión para el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que fue interpretado como un indicio de la confianza de Francisco en el purpurado. Sin embargo, su elección pontificia resulta una novedad no solo porque es considerado un cardenal joven, con 69 años, sino también porque se convierte en el primer papa de los Estados Unidos.
Con Jorge Mario Bergoglio, al que conoció en Buenos Aires, comparte su visión sobre los pobres y los migrantes. Entre sus enseñanzas más preciadas destaca su deseo de “una Iglesia pobre, que camina con los pobres, que sirve a los pobres”.
En una entrevista a ‘Vatican News’, Prevost rememoró el primer viaje apostólico del Pontífice fallecido, a Lampedusa, por su “cercanía a los migrantes” y la carta escrita a los obispos de Estados Unidos el pasado mes de febrero “sobre la importancia de estar cerca de los que sufren y de tener el corazón de Jesucristo”, cuando comenzó el programa de deportación masiva de inmigrantes ilegales y refugiados.
León XIV también se ha pronunciado sobre la necesidad de actuar urgentemente contra el cambio climático, otra de las preocupaciones de Francisco y es defensor de la iglesia sinodal. Respecto a la posibilidad de ordenar a las mujeres, el purpurado se ha mostrado contrario y en una entrevista aseguró que “clericalizar a las mujeres no necesariamente soluciona un problema, podría generar uno nuevo”.
A nivel de magisterio, aunque es cauto, se ha pronunciado en línea con el papa Francisco, defendiendo la idea de un clero “cercano al pueblo”, diametralmente opuesto a la figura de un “directivo” o “un gestor.
El nuevo papa, el peruano-estadounidense Robert Prevost, dejó un recuerdo de hombre comprometido con los derechos humanos y la conservación del medio ambiente en Perú, un país en el que desarrolló buena parte de su vida religiosa. Algunas de las personas que le conocieron, como el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Perú, Wilfredo Ardito, y el exministro del Interior José Luis Pérez Guadalupe –el hombre que firmó su nacionalización como peruano– recuerdan su tarea como misionero en la remota Diócesis de Chulucanas y como obispo de Chiclayo y le consideran una persona afín a los principios que marcó Francisco, cuyo trabajo creen que continuará.
“Es un nombramiento muy positivo, creo que va a seguir la línea de Francisco en todo lo que la gente apreciaba”, comentó Ardito. “Creo que es la continuidad de las reformas del papa Francisco”, agregó Guadalupe.
En una entrevista en el portal web de la Orden Agustiniana, Prevost confesó ser un aficionado del tenis que, de manera virtual, se coló en las imágenes de la pista central del Foro Itálico en la que se celebran el Masters 1.000 y el WTA 1.000 de Roma. “Desde que salí de Perú he tenido pocas ocasiones de practicarlo así que tengo muchas ganas de volver a la pista”, dijo, aunque aclaró que no le daba tiempo de jugar por su trabajo como cardenal.
1 Deberá buscar la transparencia en las finanzas vaticanas
Es uno de los temas que más se abordó en las congregaciones de cardenales preparatorias del cónclave. Entre las revoluciones realizadas por Francisco está la de las finanzas del Vaticano, con un trabajo de transparencia sobre todo en el IOR (el banco vaticano), pero León XIV tendrá que abordar el problema de las arcas vacías, con una revisión del gasto, debido al descenso de las donaciones.
2 Continuar o no la investigación sobre los abusos sexuales
Aunque Francisco dejó varias normas para combatir los abusos sexuales en el seno la Iglesia católica, lo cierto es que todavía queda mucho por hacer al respecto en este ámbito y las asociaciones de víctimas reclaman la aplicación de estas leyes en las diferentes diócesis, mayor transparencia en la gestión vaticana en los procesos y, sobre todo, juicios e investigaciones más rápidas.
3 Evaluar la postura sobre el papel de la mujer en la Iglesia
Con Francisco se cerró casi categóricamente la opción del sacerdocio de las mujeres y la posibilidad del diaconado femenino, lo que se vio como una forma de bloquear una mayor participación de las mujeres en la vida de la Iglesia. El posible diaconado y la mayor presencia femenina será otro de los desafíos, porque muchos colectivos de católicas no se rendirán en sus peticiones.
4 ¿Apoyará la bendición a parejas del mismo sexo?
Si un documento creó divisiones en el seno de la Iglesia católica fue el ‘Fiducia Supplicans’, en el que se explicaba que se podía bendecir a parejas consideradas ‘irregulares’ para la Iglesia, incluidas las del mismo sexo. La Iglesia africana se mostró contraria al texto y pidió explicaciones a Francisco. León XIV tendrá que responder a los obispos de uno de los continentes donde el catolicismo sigue creciendo.
5 Definir la relación diplomática con China y EEUU
A nivel diplomático, el acuerdo que en el pontificado de Bergoglio se firmó con China para concordar el nombramiento de los obispos fue considerado un hito. Sin embargo, muchos en la Iglesia no aceptan que Pekín tenga voz en la elección de un obispo y sobre todo EEUU, que en su momento elevó sus críticas al diálogo con China. Otra de las incógnitas será la relación de León XIV con Donald Trump.