El suelo pélvico sigue siendo, para muchas personas, un gran desconocido. Sin embargo, su buen estado es fundamental para nuestra salud física, hormonal y emocional. Así lo explica Laura Gómez García, fisioterapeuta uroginecológica del Hospital Ribera Juan Cardona, quien desmonta mitos, aclara conceptos y nos recuerda que el suelo pélvico también se entrena, se cuida y se recupera.
¿Por qué es tan importante cuidar el suelo pélvico?
Porque es una parte más del cuerpo, aunque muchas veces la tengamos olvidada. La zona de los genitales sigue siendo una gran desconocida. Y cuando dejamos pasar síntomas sin tratar, pueden convertirse en un problema grave o requerir intervención.
¿Qué síntomas nos pueden alertar de un suelo pélvico debilitado o afectado?
Hay muchos y muy variados: dolor en las relaciones sexuales, estreñimiento, dolores menstruales intensos (la regla no debería doler), sangrados abundantes o con coágulos, infertilidad, pérdidas de orina al esfuerzo, necesidad constante de orinar o sensación de bulto en la zona vaginal. También pueden presentarse ganas de defecar sin lograrlo.
En niños, por ejemplo, mojar la cama a edades avanzadas es un síntoma importante. Y en varones, problemas de erección, eyaculación precoz o secuelas tras una cirugía de próstata también pueden estar relacionados con el suelo pélvico.
¿Qué ocurre durante el embarazo y el posparto?
Durante el embarazo y el parto, el suelo pélvico sufre su mayor esfuerzo físico y mecánico. Es comparable a que una cadera tuviera que saltar desde una gran altura. Eso deja una musculatura fatigada o debilitada.
Después del parto, muchas mujeres sienten que algo “se cae”, que la zona está “más abierta”, o tienen pérdidas de orina. Lo ideal sería hacer una valoración antes del parto para saber en qué estado está la musculatura y otra cuanto antes después del parto, sin esperar necesariamente a que pase la cuarentena.
¿La menopausia también afecta al suelo pélvico?
Sí, y mucho. La menopausia es un cambio hormonal natural, igual que la pubertad. El problema es que lo vivimos de forma negativa porque coincide con una edad más avanzada.
Los síntomas son similares a los de la pubertad: cambios en el ciclo menstrual, sudores, alteraciones en la piel, cambios en el olor corporal… Y sí, la fisioterapia puede ayudar en esta etapa igual que lo hace en la pubertad o el posparto.
¿Qué hábitos diarios ayudan a tener un suelo pélvico sano?
Una buena alimentación, realizar ejercicio (no solo caminar), hidratación adecuada, dormir bien y reducir la exposición a pantallas. Además, la fisioterapia puede ofrecer ejercicios específicos para la zona pélvica, adaptados a cada persona.
¿Qué opinas de los ejercicios hipopresivos? ¿Son recomendables para todos?
Eso es un mito con muy buen marketing. Los hipopresivos no valen para todo el mundo y, en algunos casos, incluso pueden ser perjudiciales. No son la panacea. Son una técnica respiratoria que se puede incluir como parte del tratamiento, pero no deberían usarse de forma indiscriminada.
En realidad, técnicas similares ya existían en el yoga desde hace siglos, como el Uddiyana Bandha. Lo que ocurre es que se les ha cambiado el nombre y se han empaquetado con un lazo bonito para vender.
¿Qué tratamientos ofrecéis en el Hospital Ribera Juan Cardona para el suelo pélvico?
Combinamos varias técnicas según las necesidades del paciente: neuromodulación, electroterapia, osteopatía, ejercicio terapéutico, valoración con ecografía, etc.
El enfoque siempre es personalizado. Lo primero es valorar si ese músculo “se mueve”. Si responde a la orden del cerebro, podemos trabajar con ejercicios. Si no lo hace, usamos técnicas como la neuromodulación para “reactivarlo”.
¿Cuánto tiempo suele durar un tratamiento?
Depende del punto de partida. Si el músculo está activo, los resultados pueden llegar en poco tiempo. Si no hay respuesta muscular, primero hay que “darle vida” antes de empezar a fortalecer. Por eso, marcamos objetivos realistas a 1, 3, 6 y 12 meses vista.
Pide cita
www.riberasalud.com/juan-cardona/
Teléfono: 981312500