La capacidad de escuchar con atención plena y sin prisas funciona como una medicina para la atención sanitaria. No se trata de una técnica nueva, sino de recuperar lo más humano dentro del sistema clínico. Se aprecia cómo los profesionales pueden combinar valores con habilidades prácticas para propiciar una atención que cura tanto lo físico como lo emocional.
Un equipo encabezado por Leonard Berry, de la Texas A&M University, y colaboradores del Institute for Healthcare Improvement y Henry Ford Health, han presentado el concepto de “listening driven by values”, una escucha guiada por valores como la presencia, la curiosidad y la compasión.
Un ejemplo conmovedor ilustra su poder. En un hogar de ancianos en Noruega, una enfermera preguntó a uno de sus residentes: "¿qué haría que hoy fuera un buen día?". La respuesta fue: "quiero llevar mi camisa azul".
Al indagar por qué, el paciente explicó que era la favorita de su esposa, fallecida hacía dos años. Este momento permitió al paciente compartir recuerdos y mostró cómo una acción aparentemente pequeña puede tener un impacto profundamente significativo.
Los autores describen seis formas de escucha que fortalecen la relación médico-paciente:
Un enfoque complementario apunta a cómo los profesionales incorporan los valores y preferencias de los pacientes a través de varias líneas de conducta: demostrar preocupación individualizada, compartir decisiones clínicas, adaptar la comunicación y personalizar los cuidados dentro del contexto clínico y científico.
Este enfoque sistémico aporta un marco que conecta con la tríada de la medicina basada en evidencia (EBM): evidencia científica, experiencia clínica y valores del paciente.
Escuchar de verdad emerge como una estrategia sencilla pero poderosa que produce transformaciones profundas: recompensa emocional, mejora en la toma de decisiones compartida y eficiencia organizacional.
Si bien los ejemplos ilustrativos (como el de Noruega) transmiten fuerza narrativa, queda planteado el desafío de generar datos cuantitativos que midan el impacto: ¿cómo contribuye la escucha a la satisfacción del paciente, adherencia al tratamiento o reducción de reingresos?
En conjunto, estos hallazgos reafirman que construir sistemas de salud más humanos exige recuperar actos tan elementales como la escucha atenta, un puente entre el cuidado clínico, la empatía y la eficiencia.