El retorno de los tres retablos que llevan casi un siglo esperando a las imágenes en Dolores

Carlos do Porto fue el encargado de tallar el espacio del altar mayor, que desapareció a finales de los años sesenta
El retorno de los tres retablos que llevan casi un siglo esperando a las imágenes en Dolores
El interior de la iglesia, todavía con el retablo y los laterales que desaparecieron | ARCHIVO DE ANTONIO SIXTO

Los cambios en la iglesia de Dolores comenzaron cuando los servitas cedieron el templo a la Diócesis en 1968 y, siguiendo el marco teórico establecido en el Concilio Vaticano II, “les dio el punto iconoclasta”, resume con retranca Antonio Sixto.


Bajo las tapias perecieron el retablo mayor y los dos laterales, además del púlpito y otros elementos que los arquitectos han ido descubriendo a base de golpear paredes y encontrar un esperanzador eco al otro lado. De hecho, de los secundarios se ha rescatado incluso su trazado curvado en el granito del suelo.


“Todo estaba cegado, incluso el púlpito y una puerta que da al corralón, que hemos abierto. La sorpresa es que el retablo central sabíamos que tenía un camarín porque se intuía desde el primer piso de la sacristía, pero también existen camarines en los laterales e incluso hornacinas”, describe José Romero.

 

Muller, Do Porto y Alvariño


El arquitecto, que aboga por recuperar la mayor parte de los elementos originales, valora que la pieza de madera que conformaba el retablo del altar mayor “era monumental y contribuía a jugar con la planicidad, como si hubieran negado la realidad del templo. Avanzaba junto a las columnas e imágenes, dando riqueza espacial y una escenografía muy rica, que es lo que se pretendía”.


Sobre esta obra, el historiador Pedro Javier González Rodríguez profundiza en el volumen 31 de “Estudios Mindonienses”, aclarando que su proyectista fue José Muller, un ingeniero de Marina, y los encargados de materializarlo fueron Carlos do Porto y Vicente Alvariño, concluyendo una obra que “dentro de una estética neoclásica, no deja de tener unas ciertas reminiscencias barroquizantes”.

 

Las imágenes


El mismo autor lamenta que “en una fecha que podemos situar entre 1968 y 1970, el retablo mayor y los colaterales fueron retirados del templo, perdiéndose para siempre”. De ahí que, sin lugar en el que alojarse, cada vez hubiese menos imágenes en Dolores y, hasta que el último párroco que ejerció allí —Xosé Francisco Delgado— no empezó a recuperarlas, únicamente estaban la Dolorosa y el Cristo de la Misericordia.


No obstante, recuerda Antonio Sixto, eran muchas más las que se distribuían por el templo. La Virgen de Dolores presidía el retablo mayor y en el lateral del evangelio había un Calvario formado por la Piedad, el Cristo de Baldomero Baño y San Juan Evangelista. Enfrente estaban el Nazareno de Guerra Felipe y la Verónica. Esta es la misma distribución por la que apuesta cuando al fin reabra la iglesia, un momento que esperan con ansia en la hermandad de Amboage. 


El presidente de Dolores, José Ángel Vázquez, confirma el anhelo por regresar al templo, pero también defiende que se deben respetar los tiempos de la obra para obtener los mejores resultados. En su caso, aboga asimismo por recuperar la ubicación primigenia de las imágenes; no obstante, traslada que es una decisión que tendrán que tomar en el seno de la hermandad.

 

El corralón


Los arquitectos no han olvidado que están trabajando en “el kilómetro cero de las procesiones de Ferrol” y, de hecho, el corralón se ha tratado con la misma importancia y formará parte fundamental de esta recuperación tan esperada: “Cambiaremos la puerta, que ahora está enrasada con la fachada, y la traeremos a donde acaba la torre para incorporar la volumetría de la iglesia hacia la calle”, avanza, confirmando que “no hay una pérdida real de espacio e incluso mejorará la escenografía de la salida y entrada de los tronos”. 


Pensando que restaría todavía una tercera fase para incorporar más elementos originales, incluso con la iglesia ya abierta, confía Romero en que “el trabajo duro ya está  hecho, el espacio está definido. Falta, entre otros, pintar el exterior, y no entramos en unas buenas fechas por la lluvia, pero se hará un esfuerzo para no demorarse”. 

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