Tim Behrens, en la galería La Marina

Con el título de “SÓLO SHOW”, la galería La Marina ofrece una muestra antológica de Tim Behrens (Londres 1937- A Coruña 2017), un artista singular que se formó en la prestigiosa Slade School of Fine Arts y entró muy joven a formar parte del grupo conocido como Escuela de Londres, formado por figuras como Bacon o Lucien Freud, para, tras una breve estancia en Italia y sur de España, trasladarse e nuestra ciudad en 1988 y proclamar, con su humor inglés, que era miembro de la escuela de A Coruña.


Aquí, pues, desarrolló su trayectoria artística, a la que se entregó con pasión, convencido, (como él mismo confesaba) de que “la pintura es una oferta del corazón del propio pintor”. Esta empatía y esta calidez emocional son visibles en las obras expuestas y en los escenarios y personajes que las protagonizan. Un ejemplo claro es el cuadro ‘En el metro’, en el que representa al escritor Bryce Echenique de pie, entre personas tumbadas en el suelo junto a sus bultos, con lo que establece un contrapunto entre la pobre gente y el creador y dejando abierta la idea de que la misión de este es dar fe de lo que ve. Su capacidad para asumir las angustias de la condición humana queda patente en el óleo ‘Los supervivientes’, que representa un espeso bosque de oscuros árboles (símbolo dantesco de la vida), en el que se ve una mujer sentada con un cuenco en el regazo y un músico que porta a las espaldas un gran tambor mientras toca una flauta; ellos representan, de alguna manera, a quienes no encajan en la sociedad ordinaria, porque se salen de sus normas y de los cánones convencionales. Tim pinta con calor y con color, con trazos sutiles, las gentes y paisajes que le han conmovido.


Es un ser de alma romántica, capaz de asumir las angustias y las emociones de la condición humana, buscando transmitir el pálpito de la vida, ese algo intangible, ese efluvio que se desprende de lo real. Con la misma veracidad, buscando la introspección, se autorretrata poniendo énfasis en la expresión, tal como podemos ver en su autorretrato de carnaciones violáceas, en el que aparece con gesto serio y reconcentrado, como sumido en profundas reflexiones.

 

Es un ser de alma romántica, capaz de asumir las angustias y las emociones de la condición humana, buscando transmitir el pálpito de la vida, ese algo intangible


El director de la galería, David Ferreras, define acertadamente que la estética de este artista se caracteriza por “la combinación de humor sutil, gestualidad refinada y una narrativa visual marcada por el exilio voluntario tanto geográfico como artístico”.


Otra de sus características es el contrapunto que establece entre realidades dispares, como hace en ‘Trinidad. O Cebreiro’ donde el papa Juan Pablo II, una mujer desnuda y un perro se alzan sobre la nieve. También hace guiños al surrealismo, como en ‘Catedral de Siena’ y siempre busca abrir las puertas de la percepción y deja claro que el arte es, ante todo, invención, magia, misterio y no mera copia de la realidad. Así, y aunque utilizando la figuración, sus criaturas y escenarios se convierten en símbolos de realidades paralelas y de toda esa inmensidad inclasificable, ese horizonte que se esconde tras lo visible.

Tim Behrens, en la galería La Marina

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