Riesgo sin épica

El pasado domingo, en Barcelona, el Presidente del Gobierno reconoció que las medidas adoptadas como la derogación del delito de sedición, la rebaja de la malversación, los indultos --todo se debía a su afán de normalizar-- tenían su riesgo pero que se trataba de normalizar la relación con Cataluña como si Cataluña en su conjunto fuera una anormalidad dentro de España. No, no se trata de Cataluña. El problema es el independentismo y mirando a él, el Presidente quiso dar a su intervención un tono casi épico. Asumimos riesgos pero es por el bien de todos.
 

Es cierto que el Gobierno asume riesgos con este vertiginoso fin de año, pero en este vértigo no hay la menor épica en su acepción de acto heroico. No hay épica porque, llegados a este punto, el Gobierno, con su Presidente al frente, carece de toda credibilidad. No seré yo quien niegue, ni a este ni a ningún Gobierno, que España no le importe. Ocurre en el caso que nos ocupa que si algo ha quedado instalado en la opinión pública, incluidos muchos socialistas, es que en el fondo prevalece más que ninguna otra cosa el afán de garantizarse el poder tanto en lo que queda de legislatura como para una eventual y futura investidura. Y esto es así porque el Gobierno no habla claro, porque todo lo deja a la iniciativa ajena, en este caso de ERC, cuando todo está pactado de antemano. Se produce así una farsa que los españoles no tragan, que les irrita y acaban no creyendo nada, máxime cuando desde ERC se ridiculiza al Ejecutivo. Ya han recordado la cantidad de veces que dijeron que no (indultos, sedición, malversación) y al final todo se ha convertido en sies bien rotundos.
 

Hay riesgo pero no hay épica. Nada grandioso, épico, ha hecho y está haciendo el Ejecutivo cuando se escabulle de los órganos que deben informar sobre, nada menos, que la reforma del Código Penal, o cuando, sorteando el procedimiento, incluyen en esta reforma la reforma, a su vez, del Tribunal Constitucional. Nada más y nada menos. Qué tendrá que ver la reforma del Tribunal Constitucional con el Código Penal?, !!! Nada!!!. Es solo un atajo que quizás sea legal pero es democráticamente poco nada edificante. En una democracia si se previenen, se sortean los procedimientos, siempre garantes del buen hacer a la hora de legislar, la democracia se devalúa y se crean predecentes más que lamentables. 
 

La crisis política e institucional es evidente, pero veremos como nuestro Presidente sonríe, mientras ERC, con toda la razón, se sienta a esperar en la certeza de que sus objetivos, poco a poco, se van alcanzando. Hasta sus socios preferentes se toman a broma las negativas del Gobierno.
 

Es lamentable todo lo que está ocurriendo. Es justo lo contrario a lo que España necesita. “Cataluña está mejor”, dicen. Y tienen razón. Si un niño llora, grita y patalea porque no se le da lo que pide, basta con dárselo para que vuelva la paz de inmediato. Ese niño , conseguido su deseo, se tranquiliza pero ha aprendido cómo conseguirlo y hará bien en volver a intentarlo. ERC no miente y nadie le podrá reprochar que intente conseguir aquello que explicita sin rubor alguno. El Gobierno está en su derecho de manejar el poder como crea conveniente. Bastaría para que se reconciliara con la ciudadanía que no tomara el pelo, que no se preste al teatrillo del no conocemos los papeles y desde luego que se evitara eso de dar un toque a los jueces a través de unas líneas en la exposición de motivos sin valor jurídico alguno.

Riesgo sin épica

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