El penaltito

Hay penaltis que, por lo visto, no se deben pitar: los penaltitos. Pero no se trata de algo categórico, pues los penaltitos pueden y deben señalarse como los penaltis si son a favor del equipo de uno, en tanto que si se pitan en contra, no. ¿Que qué diferencia un penaltito de un penalti? Nada, como se desprende de la anterior consideración.
 

El penaltito, sin embargo, ha cobrado estos días de arranque de la Liga una importancia extraordinaria por haber generado su primera víctima en la actual temporada, el Sevilla de Lopetegui, al que pitaron en contra un penaltito en el tiempo de descuento, cuando el partido contra el Osasuna parecía concluir en tablas. Un toquecito de un defensa sevillista a un delantero local en el área desencadenó la tragedia... para el Sevilla, pues para el cuadro de El Sadar, beneficiado por la aplicación arbitral y acaso arbitraria de la pena máxima, el tal toquecito revistió una gravedad casi comparable a la de un homicidio en grado de tentativa. El penaltito se transmudó en penalti, el Osasuna lo transformó en gol cual suele suceder con los penaltis, y hoy el mundo del fútbol no habla de otra cosa.
 

Al parecer, según Lopetegui, el míster del equipo víctima de esa transubstanciación, en una reunión de los místeres con los árbitros, éstos habían dicho que en la presente temporada los penaltitos no se iban a pitar. ¿Y las faltitas? ¿Y los fuera de jueguito? ¿Y las manitas? ¿Y las protestitas al colegiado? Ignoro si el estamento arbitral, ya puesto a subvertir el reglamento del fútbol, abordó también los descuentitos y, para el caso de las faltitas violentitas, por detrás y con olvido del balón, las tarjetitas correspondientes, pero, en todo caso, esto del penaltito no sólo crea un peligroso precedente, sino que desvela la inutilidad del VAR, esa cosa ideada para abolir la esencia del fútbol, el error, lo impredecible, mediante la cual en el arbitraje de un partido se equivocan ocho ojos en vez de dos.
 

Uno es tonto o no es tonto, pues tontito no adjetiva al convertirse en apelativo cariñoso. Qué decir del estado de gravidez: se está o no se está embarazada, pero no un poco embarazada, embarazadita. Con el penalti es lo mismo, es o no es, y éste camelo que se han inventado los árbitros no parece sino un cutre ardid para solapar, o relativizar cuando menos, sus errores.
 

Los árbitros nos gustaban más cuando se equivocaban a pecho descubierto, que ahora desde el burladero del VAR y del penaltito.

El penaltito

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